En los últimos años y sobre todo en las grandes ciudades esta proliferando la opción de irse a vivir "al campo", es decir, establecerse en un chalet ya sea individual o adosado en algún pueblo o urbanización próxima a la ciudad.
Esto es así debido en parte a los prohibitivos precios de la vivienda en la ciudad y en parte a que se ha puesto de moda simplemente.
Estos nuevos "colonos" no dejan de cantar las maravillas y excelencias de su nueva vida campestre pero yo, que soy así de raro, no dejo de extrañarme de ciertos comportamientos que por alguna razón son comunes en esta nueva especie.
Veamos algunos ejemplos, todo buen "chaletista" lo primero que hace es comprarse un perro, a ser posible que sea grande y que ladre, es como algo inherente a la vida campestre, los problemas vienen luego cuando llegan las primeras vacaciones y no sabe que hacer con el animal mientras él se va a la playa. He dicho perro pero en este apartado podían entrar gatos, tortugas, pajaros y mil etc. es como si dijeran "en el campo no hay suficientes animales pero ya hemos llegado nosotros para solucionarlo".
Otro factor a tener en cuenta es la fiebre por el Bricolage, no hay mas que ver como ha progresado Leroy Merlín, cualquier urbanización que se precie un Domingo por la mañana, es un maravilloso concierto de taladradoras, radiales, cortacésped, sierras y un largo etc. de artilugios que nos hacen conciliarnos con la tranquila vida silvestre.
Añadiría a esto la súbita pasión por la agricultura y en especial en plantar algo que dé "chicha" es decir frutales por doquier y hortalizas sin control, con que poder obsequiar a la familia y a los compañeros de trabajo ya que cualquier familia es incapaz de asumir tanta producción cuando llega la cosecha.
Podríamos seguir ahora con el apartado de ruidos, existe la creencia muy extendida de que si tenemos una parcela de 200m nuestro equipo de música debe estar a un volumen tal que lo podamos escuchar perfectamente desde cualquier punto de nuestra propiedad. Yo desde aquí reivindico que NO, que no es necesario, es más a veces hasta podemos molestar a los vecinos.
En fin, soy así de raro, tan raro que incluso pienso que por vivir en un chalet no tengo por que cenar todas las noches del verano en la barbacoa.
¡Que se le va a hacer!
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