El mira desde su lejanía
a la ausente,
que vuelve
cuando el vino no alcanza.
Se sacude el vacío,
levanta columnas invisibles
en su heroico silencio.
Ella es como una serpiente,
se trepa por sus piernas
hasta dolerle.
Es un puñal
en los días nublados
y la nieve que cae
desde sus manos
hasta la vereda
que lo dejó
situado en el pasado.
Su corazón es piedra
que hiere cuando mira.
Ella y sus vocablos
encadenados a sus muslos
lo atormenta con su risa,
grabada en sus tinieblas.
Ella era el viento
que arrasaba las nubes
de su frente sombría,
el sol que cubría su espalda.
Juntos eran el himno
de un país que nunca existió.
Hoy es la huella que lo roza
en mitad de la noche,
el pájaro suicida
que lo llama,
desde el otro lado del espejo…
Texto agregado el 04-07-2010, y leído por 179
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