A Martín Rodríguez Laboire
Y Martín ya viejo seguía despuntando el vicio. Ahora en su natal Uruguay. Un poco por el destino, otro por el pasado que con los años empuja. Lejos ya las montañas, lejos la tierra de los Quilmes, pero cerca el río.
Y les trataba de enseñar a esos gurises de apenas cinco pirulines como patear un fúlbo. Y le gustaba contar, era un narrador nato, improvisaba muy bien.
Que serían quince, por dos treinta. Treinta ojos que miraban al viejo.
Él hablaba de una batalla en tierras negras, uno de los pibes, el morocho, se sentía culpable, los otros, morochos también lo apuntaban.
Y Martín les decía:
No, esos eran negros de enserio… Y la cancha les gritaba a los nuestros, pensé que de ahí no salían con vida.
Y la bruja Cachabacha les metió el gol más lindo, pero no alcanzó.
El partido no terminaba más. Encima en el último minuto los brujos echaron sus ramas al fuego y la pelota de los negros casi se mete en el arco… Si no fuera porque apareció un jabalí parado en la raya… primero con las patas después con las manos… Y lo mataron… y se fue llorando. Pero no entró. Se quedó esperando y pudo ver como el planeta se estrellaba contra el travesaño.
Y después el sufrimiento… pero sabíamos que sus brujos habían perdido, esa fuerza natural había desaparecido de sus almas y eran miles, millones… todos vacíos.
Tuvieron una esperanza casi llegando al final del tambor, pero el nuestro atajó dos.
Y para cerrar el loco hijo de puta la picó.
Y el más bicho, ese que prefiere la pelota a las cuentas le preguntó sin darle descanso al suspenso. ¿Qué es picar?
Y Martín veterano ya en estos recreos que se toma su preciosa inmadurez, calló, los miró a los ojos uno por uno, caminó lentamente hasta la estrella de cuero… Y señalando al preguntón con el dedo le dijo:
Vení LOCO que te muestro cómo se hace… Y el pibe se acercó… aunque ya lo sabía…
Pablo Siroti
3/7/2010
Claro que lo sabia...si aquel gesto deportivo irreverente igualaba en la memoria popular al gran José Gervasio; pero quien le iba a negar al viejo deleitarse con aquellos treinta ojos asombrados ante la trayectoria irrefutable de aquel cuero ya gastado.
Esperó hasta que el viento le dio permiso para emular aquel vuelo casi milagroso de la esfera, un paso, dos pasos... ay!!
La única mata de pasto se interpuso entre su pie y la pelota, que no se despegó ni un centímetro del suelo.
Piadosa y oportuna, la campana del recreo, disperso la atención de los botijas de aquel fracaso...y de la única lágrima que brotó de aquella historia. Sólo "El Loco" fue testigo de aquella humedad sobre el ajado rostro.
-No llore profe -dijo con el tacto que uno tiene a los cinco años-la próxima le va a salir
-No, no... dejá, no es por eso-
-Uh, le dolió la rodilla cuando le dió al piso...
-No, sólo me emocioné
-Y si...nadie la picó nunca mas en un mundial, profe
-No pibe no es por eso-
Le paso el brazo por encima de los hombros y en la rara intimidad del patio escolar colmado de chiquilines corriendo sin destino cierto le dijo- Sabes que pasa pibe? Es que a mi una vez me dedicaron un cuento....
GRACIAS PABLO (Me hiciste llorar puto!!)
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