DÉJAME DECIRTE AMOR
No hay lengua viva,
de raíces latinas, eslavas,
anglosajonas, de Oriente,
Medio Oriente,
tampoco muertas
latín, arameo, sánscrito, ona
del Este, Oeste
de tierras ignotas
del Norte, Sur,
para escribir con palabras,
glifos o geroglífos,
el amor que sobrevuela
sobre mar, valles , cordilleras
contemplando vidas
en Universos en expansión.
Nada hay en el ayer, en el hoy, en el mañana
para mi pluma surcadora de continentes,
con tinta de sangre,
carbón entraña de la Tierra
sudada por hombres de mi Patria,
pasta químicamente elaborada
por manos húmedas, extranjeras.
Ni por diamante escritor de vidrios,
para mostrar tu silente entrega.
Nada hay en el mundo
ni en otro conocido o por conocer,
para describir ese amor tuyo, inmerso
en el torrente de mis sensaciones
en el agua viva de mis sentimientos
en la sangre de mis pasiónes
en el aire de mis ternuras.
Desde mundos internos
en el océano de tus constelaciones,
llegaste en manos de alas viajeras,
con vientos calmos, huracanados,
para entibiar mi soledad
con pétalos de sol y lunas sonrientes...
Quiero mostrar a las estrellas
cómo ellas se ven en tu piel morena,
como tus ojos negros trasuntan galaxias
de ternura y pasión compartida
en miradas conversadoras...
Pero, sólo dioses podrían hacerlo,
a ellos les pido sus manos
para escribir aunque sea un graffiti
en las paredes de sus habitaciones
y si me lo permiten, también en las tuyas
para tu lectura en el silencio de mis ojos.
Lionel Henríquez B. Junio de 2004
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