Tengo ganas de leer un libro.
Tengo ganas de viajar.
Tengo ganas de vaciar mis bolsillos del dinero usado que se va juntando después de cada vez que me rindo frente la ansiedad (papeles de chocolates, chicles, caramelos, alfajores, galletas, etc… etc…), y llenar mi vida, que el vaso de a poquito va botando agua… ¿y de qué ha de servirme un vaso sin agua?
¿Los vasos son para llenarse o para contener?
Entiendo que son para las dos cosas, pero habrá una función predominante, una razón específica en su existencia, imagino, entre esas tantas cosas que imagino, por cierto.
Si fuesen para contener, de vez en cuando se perdería el sentido. Claro, pues los vasos no siempre están llenos. Me atrevo a decir que la mayoría de ellos casi siempre están limpiecitos y vacíos de todo bebestible, listos para ser llenados ocasional y transitoriamente, y entonces tendrían su pequeño momento de autorrealización.
Por otro lado, si fuesen para llenarse, ha de ser muy interesante para ellos ser vaciados, digo yo, ¿o acaso no es apasionante tener que hacer lo que más te gusta, aquello para lo que eres bueno, aquello para lo que, desde una perspectiva de objetivo de vida, viniste a existir? Disfrutar del resultado, pero mantenerte llenando…
Ciertamente.
Prefiero la idea de los vasos que se llenan, más que la de aquellos que contienen. Qué curioso, ahora me parece obvia esa conclusión. |