Cuentan los antiguos de este hinóspito lugar que hay una tumba sombría, sin ninguna flor ni naturaleza a us alrededor. Sólo un epitafio, "el tiempo me llevó a la nada, el miedo al vacío, el que dirán a la soledad". Junto a este mausoleo, se encontraba otro. Al igual que su hermanado monumento, oto epitafio coronaba su esructura, "aquí yace quien amó y esperó, aquí descansa desde el momento en que su amor llegó"
Dicen que es real, cuentan que fue hace muhos años cuando estos hechos ocurrieron. Y nos hablaban de esta historia como si, de una forma cíclica, todo volviera en esta vida.
¿Cómo llegaron allí?, les preguntábamos. La respuesta nos hizo meditar: "De todos sus deseos, sólo cumplieron uno, el vivir hasta la eternidad unidos. De todos sus anhelos, nada excepto éste se cumplió. No vieron la realidad de sus corazones, ni el como la vida cumple ciclos cuando uno mismo es el que los culmina. ¿Porqué no se logra lo que se quiere?, ¿Por qué dejamos pasar la felicidad por mantener la apariencia? ¿Es la comodidad el sustituto de la eternidad? ¿Quienes somos al renunciar al amor?
Sendero sombrío de hermosos cipreses nos lleva a un pequeño acantilado. Allí descansan las ideas y deseos, allí reposan las ilusiones perdidas, allí están todos los proyectos inconclusos por mor de la cobardía.
Nos piden que firmemos un libro de visitas. El título es "Aprende a escuchar tu corazón aunque tengas que llorar por ello, guíate por tu cabeza sin tapoar tu alma, vive tu vida sin depender de los demás"
Al despedirnos, me refirieron una cita: "Hay veces en la vida, muchas o todas, en las que una palabra cambia un amor, pero una frase lo fortalece"
Al decir adios, me surgió un pregunta: "¿Qué aprendieron ustedes?". "A vivir sin mirar atrás, a necesidad de ver lo que los demás opinan, a gozar de la libertad de ser dueños de nuestra vida, a amar sin barreras