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		No iras a publicar esto? Por supuesto que sí. ¿Para qué lo escribí entonces?  
-Pero mucha gente se va a dar por ofendida. ¿Odias a los gordos?  
-No. A nadie.  
-Tus propios amigos y lectores.  El que menos tiene un hijo, una hija o un pariente gordo.  
-Es cierto.  Lo he pensado y  creo que lo aceptamos con tal  naturalidad que pasa desapercibido. Como si  fuese lo natural.  
-¿Qué es lo desapercibido? Hay campañas completas en contra del exceso de peso y la obesidad. Los gordos no están gordos porque quieren. Es un problema de mala alimentación, de herencia y en muchos casos de  tiroides. 
-¿La tiroides Por Dios… ¡Algún día habrá que indemnizar a la tiroides ¡ Hay más niños gordos por culpa de McDonal’s, Pizza Hut y Coca Cola, que de la pobre tiroides. Pero no me refiero a eso…Eso es solo una parte.  
-¿A qué te refieres entonces? A lo que acabas de decir con tanta resignación.  “El que menos tiene un hija, un  hijo o un pariente gordo”. Esa naturalidad, esa aceptación… 
- La obesidad es una enfermedad. Lo han dicho los médicos.  
-También es una forma de abuso infantil y una irresponsabilidad de los que hacen  leyes. Los médicos solo dicen la parte de la verdad que les conviene.  
-¿Leyes en contra de los gordos? ¿Qué demonio se te ha metido  en la cabeza?  Creo que esta vez  estás pasando la raya ¡ 
- ¿Pasando  la raya? ¿Qué raya? Si el problema es que no hay  raya. Deberían existir penas y consecuencias por Ley. 
-Pero esto que has escrito es  cruel, dañino y  ofensivo. 
- ¿Esa es la impresión que te ha provocado? 
-Por cierto. ¡Si ¡ Y  estoy indignadísima. ¡Y eso que solo tengo una cuantas libras de más ¡ 
-Perfecto, entonces voy por buen camino.  
-¿Sabes que pienso?  Dime.  Que no  deberías usar tu tiempo para esto.  
-¿No iras  a negar que encendí tu cólera y atrape tu atención  desde el principio? 
- No me atrapaste. Yo tiraría este cuento  a la basura. ¡Me indignaste ¡  
-Bueno…es lo mismo. De eso  se trata. De rabia, indignación, indefensión...De emoción, de emocionar y emocionarse.  
-¿De eso trata?  ¿De ofender e indignar a los lectores?  
-No, de captar tu atención desde el comienzo, desde el primer párrafo. Escribir  es un asunto de dos vías, la que va y la que viene. Una simbiosis entre quien cuenta la historia y quien la lee. Entre quien cuenta y quien escucha lo contado. ¿Sabes que tienen en común las buenas historias?  
-¡Dímelo tu ¡  
-Que perduran y se quedan en la gente,  que llevan al lector de la mano  hasta el final. Que lo hacen  racionar su lectura para que no se  acabe porque quisieran seguir leyendo y leyendo… Sartre, los cuentos de Cortázar, los relatos mágicos de Gabo y la Allende. Pienso que todos ellos - consciente o inconscientemente – conocían el  final de sus historias. Lo que tuvieron que inventar fue… Un buen comienzo.  
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Texto agregado el 01-07-2010, y leído por 147 
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