PRÓLOGO DE PABLO COELHO
Cuando el autor me solicitó un prólogo para este folleto, me expresó que: a los que no creyeran estos temas de "brujos" les diría que son "cuentos"; a los que "medio creyeran", pensaba decirles que era "historias"; y a los familiares y amistades crédulas, que eran "relatos".
Le repuse sin sutilezas, que no fuera tan ignorante, pues esos términos, para el caso, expresaban indistintamente lo mismo. Con eso, logré calmarlo frente a sus inquietudes al meterse en la arenas movedizas de la literatura.
Después de tener la paciencia de leerlos, (para justificar honradamente los exiguos honorarios que me ofreció), diría simplemente que este bodrio es simplemente producto de una mente afiebrada, retardada y retardataria, y que no son relatos sino "re latas".
Y doy un solo ejemplo que lo dice todo: No trae ninguna, absolutamente ninguna escena de sexo, como debe tenerlo cualquier escrito de fuste que se considere importante y moderno.
Recomiendo su lectura a quienes en algún momento deseperado no tuvieran nada mejor que hacer. Verbi gratia, caer náufragos en una isla desierta con un ejemplar en los bolsillos, o en caso de ser condenados a presidio perpetuo.
Para animar al autor y librarlo de una posible depresión "post scriptum", (no "post partum", porque esto más bien sería considerado un aborto), le entrego estas palabras de consuelo:
De aquí a cinco o seis reencarnaciones más, puede que logre escribir algo más presentable. ¡Talvez!
¡Ánimo, pues, y.. a esperar un par de siglos... por lo menos!
Vale.
Pablo Coelho (firmado)
P.S.L.M. No tengo nada que ver con cierto autor brasileño de novelas.
Simplemente ese sujeto plagió mi nombre porque se le antojó más cinematográfico. Yo, sólo soy un turista que pasó por el pueblo donde vive el cura ese que se las da de escritor.
El mentado cura escuchó mi nombre sin averiguar más. Si me confundió, la culpa es de él.
PRÓLOGO DEL AUTOR
Para no perder lo que cancelé al farsante que hizo el amable prólogo anterior y que se hizo pasar por el novelista genuino, lo agrego. Porque, de todos modos, y por contraste, le da más brillo y esplendor a esta obra que pretende ser inmortal, digan los que digan los demás, como canta Rafael.
(Pero antes, una aclaración a la posdata conque terminó ese prologo: "P.S.L.M." Esto significa "por si las moscas"...)
Pido un encarecido favor a mis innumerables lectores extendidos por toda la faz de la tierra y sus alrededores. No presten estos escritos a ningún ultraconservador. Podría amanecer yo un día incinerado, empleándose como combustible los ejemplares requisados de esta o futuras ediciones, junto con un video de la "Última tentación de Cristo" que mantengo camuflada en mi biblioteca con el inocente y sugerente título de "Blanca Nieves y los 40 Ladrones", y "El Cógigo de Da Vinci" que manejo oculto bajo el colchón y leo a hurtadillas (voy donde Sophis y Robert mueren al precipitarse a tierra el avión en que huían).
Esta petición la doy como aceptada por ustedes.
Ünicamente les advierto que si traicionan mi confianza experimentarán en la oscuridad de cada una de sus noches la perturbadora presencia de mi alma vagabunda.
No es que los quiera amenazar, ¿eh?
Mas, como es mejor prevenir que COANIQUEM, (entidad que trabaja con niños quemados), hago el siguiente auto de fe:
1º Declaro que los brujos no existen ("y si embargo se mueve", exclamó Galileo cuando lo obligaron a aceptar que la tierra no se movía alrededor del sol).
2º No busquen aquí nada parecido a Harry Potter. Estos son sencillos relatos de casos muy normales que se dan entre los que gozan de facultades paranormales. Y escritos en primera persona, para hacerlos más difíciles.
3º No creo en la reencarnación, con respeto a los que creen. Los cristianos creemos en la Resurrección, que es muy distinto y totalmente contrapuesto a esa creencia "reencarnativa".
4º Tampoco fomento el espiritismo, pues no va con la fe cristiana.
5º Tampoco el pueblo de Los Brujos se llama así.
6º Ni he cambiado el nombre de mi parroquia por el de Santa Brujilda, como unos malvados andan esparciendo por el mundo.
Y, como los siento ansiosos, anhelosos de comenzar la aventura, los dejo. No sin antes decirles que estos cuentos se pueden leer independientes unos de otros, aunque hay cierta conexión entre los personajes. Algunos episodios irán e dos o tres parte, para que no se lateen de una vez, sino de a poco.
¡Abur! No veremos aquí o en el más allá.
Cariñosamente,
Ignacio.
(El primer cuento se llamará: LA MALDICIóN.
Léanla con cuidado, para que esa maldición no les toque). |