Desde hace algunos años se ha notado más el fenómeno de personajes de la farándula televisiva: enamoraese de los futbolistas.
Estos, son gente joven, dinámicos, con "buena pinta".
Algunos, los más inteligentes miran el futuro y se preparan, sabiendo manejar los dineros que les proporcioan sus patadas a la pelota.
Otros, se dejan llevar por los halagos y estilo de famosillos con buen estandar de vida; se vuelven locos, pierden el sentido y llevan una vida a "todo trapo".
De estos, principalmente, se enamoran las faranduleras.
¿Será por sus caras bonitas?, pensaba. Puede ser, concluía yo.
¿Será por su "buena pinta" y juventud? Es comprensible, pensé también.
¿O por la fama? Salir fotografiada al lado de un "ídolo", puede ayudarlas a ser cuerpos más cotizados en el competitivo campo de la televisión.
Comenté estas reflexiones con mi vecina, la señora Elvira, mujer curtida por mil trabajos para sobrevivir con su familia.
Ella me escuchó atentamente y, cuando terminé mis "elevadas elucubraciones" sobre los por qué se enamoran de estos ídolos del deporte-circo, ella me comentó sin tapujos:
¡Nada de eso, vecino! Es decir, lo que usted piensa son las razones menos importantes. La verdadera razón es otra.
¿Cuál, señora Elvira?
¡La Billetera, pues!
¡Pura filosofía popular, la de la vecina Elvira! |