Thoben publicaciones presenta:
THOBEN Y EL CASTIGO DIVINO DE LAS GALAXIAS EXPLOSIVAS ESTELARES DEL INFIERNO DE LOS PITUFOS MALDITOS
Holaaaaaa!!!!!!!!
Es muy molesto, incómodo, hasta doloroso diría, esos malditos gases que circulan por nuestro organismo, dando lugar a una explosión tremenda con posibles contaminaciones sonoras y respiratorias, justo cuando estás en un ascensor solo con una chica y sólo hay silencio.
Vamos a suponer que juntamos los cachetes y evitamos cubrir y apaciguar el ruido agregando un poco de tos fingida y un carraspeo de garganta…genial, y si viene con “olorcito”? Porque obvio, ese viaje en ascensor es el mas largo del mundo, no llegas mas al 34º piso, te retuerces, transpiras, juegas al autito chocador con ese gas que colisiona constantemente con tus paredes estomacales y demases, unes tus nalguitas para que también ese sea un punto de rebote y no de salida, y bueno…, ponele que tuvimos suerte y la chica linda que jamás vió ni se percató de tu sufrimiento, baja del aparato y se cierran de nuevo las puertas. Que alivio! Respiras profundo, exhalas con pasión y pensas: “ya fue, lo largo ahora y cuando me bajo que se muera el que se suba después…”
No no no no no y no, esa suerte no existe, Murphy y la reconcha de tu madre!!!!!!!, no haces ni un piso más y se sube una vieja con cara de “malco” que con la mirada te dice: “si tenes pensado tirarte un pedo ahora, te dejo eunuco”, ya no sudas, sangras, el autito chocador ya está rompiendo las paredes, las nalgas ya resbalan de la transpiración, los retorcijones ya son latigazos en tu desdichada panza. Te mira de reojo, la vieja con cara de orto te observa con desprecio pensando que sos un drogadicto con abstinencia, o que estás a punto de parir…y en realidad, no estás muy lejos de eso, recién vas por el piso 28 y ese “desgraciado” no deja de dar vueltas. Por fín el piso 34!!! Bajas prácticamente corriendo y te metes instantáneamente en el baño, cierras la puerta, y cuando estás a punto de “rajarte” ese pedo que es una imitación latinoamericana de la bomba de Hiroshima, te das cuenta que en uno de los orinales, está tu jefe meando discretamente, se da vuelta, te mira, y te dice: “Vos! Tengo buenas noticias, estoy promoviendo un ascenso para vos en el mes próximo, le dije a…”
Demasiado tarde, un ruido ensordecedor proveniente de tu intestino expandiéndose a través de ondas fuertemente contaminantes y devastadoras, no te permiten escuchar el final del fracasado monólogo de tu superior. La cara de tu patrón se transforma en una mueca horrible, su nariz se contrae, sus ojos se desorbitan, las palmas de sus manos comienzan a temblar y a sudar, y luego sus ojos miran hacia arriba y cae desmayado en el suelo, golpeando su cabeza contra el orinal.
Esta breve historia es sólo una pequeña parodia de lo que a casi todos nosotros nos pasó una vez, ese momento cuando un pequeño, o no tanto, gas, irrumpe en nuestro organismo y estamos imposibilitados moral, ética y emocionalmente para dejarlo salir de nuestro trasero. Imaginate vos con un amigo, los dos solos en tu cocina, nadie más, charlando, mateando, y de repente…un hedor mitad ácido mitad dulzón…el desgraciado se cagó!!!, fue él!!, no hay nadie más!!! Ahora pongámonos en el otro rol, el del amigo, ahora sos vos el que tiene ese gas y lo lanzas sin ruido, pero con un olor que es más eficaz que cualquier Raid o Baygon. Hasta las bolas! O fuiste vos o fuiste vos!!!!
O estás con varios amigos, con padres de amigos, suegros, vecinos, y tenés esa cantidad de aire dando vueltas y vueltas, de arriba hacia abajo, y decís: “Por favor, que se quede quieto, que no salga, porque sino me muero de vergüenza”, y bueno, que le vamos a hacer, si alguno que lée esto me dice que no le pasó nunca, le diré que no se lo creo, no me importa ni la edad ni el sexo, yo creo que a todos alguna vez nos pasó esto, y vaya uno a saber cuantas más vendrán…es una “cagada” pero es así, que se vayan a la “mierda” todos esos que dicen que a ellos no les pasó…no me vengan con esas mentiras al “pedo”…
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