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Inicio / Cuenteros Locales / aedosolar / 10 DIAS BAJO LA LUZ

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Como cosa rara estuve sentado en ese asiento viejo e incomodo de ese tren que también es viejo casi como mi rostro. Al tope el tren, lleno hasta el punto que en el lugar de las maletas se encontraban los pasajeros apretados listos para poner la cara en la ventana y respirar un poquito de aire que este lejos de la axila del vecino o de cualquier sudor del obeso al lado izquierdo de la ventana, al frente una chica pintoresca que hacia de su canto toda una protesta y atrás un tipo raro tal vez mas que un perro a cuadros. Entre flautas y zampoñas el viento destilaba su sabiduría, en el túnel la oscuridad en siluetas grabadas en tierra pero el tren ensordecía mi alma. Cuando mi cara no podía estar más pálida un vagabundo caía a los rieles y de frenon saco a más de uno de sus pensamientos. 120 km fieros agitadores del hierro y con todo su peso fundido en agonía como manos lejanas abrazadas a ese cuerpo errante y Eureka todos a la espera, de comienzo al espectáculo, la gente cruel miro alrededor como cuervos afilando la luces de las cámaras que cortaban el ultimo suspiro del vagabundo, del terco, del confundido y a la muerte hasta lo mas profundo. Sin pasar más de un segundo fuimos carne para las fieras y en bandeja de plata puestos al gatillo y muchos mas atravesados por bala fina y fija, unos decían que era la guerrilla, otros gritaban que no querían morir vírgenes y otros que lo paras no iban a perdonar nada pero lo que importaba era que estaban ahí con sus armas y que iba a tardar mucho para llegar a casa. Alan tenia razón—mijo no se baya tan temprano, baya mañana, ahh no joda si quiere irse pues váyase-- así termino echándome de su rancho. Uno, dos, tres contaban de uno en uno vagón por vagón, los ricos para un lado y los pobres para el otro así nos separaron pero algunos no sabían que hacer o para donde ir— me ves cara de tonto, ¿sabes quien soy yo? Yo soy el mono, el mono del cañadosal del sur. Vos el de los Venus coge para la derecha o te mato --- un periodista de emisora clandestina daba el anuncio en caracol noticias. Los parapetados pedían 3 sueldos de ministro poco mas de $300.000.000 sin incluir los ingresos por debajo de la mesa, por milagro unos tipos de montaña vestidos de verde también disparaban, nosotros tocando el piso con la cara mientras la lluvia de plomo se hacia venir sin nubes y sin ninguna clase de restricciones. --- soy el general Franco de la segunda brigada del ejercito de Miguel Antonio bajen las armas y entreguen a los rehenes, ese tombo nos acababa de robar el nombre, es mas ni parecía tombo, ni bien uniformado que estaba pero se afanaba por seguir echando bala tal vez ni siquiera por salvarnos sino por otra medalla o por salir en la tele apretándole la mano al presidente entre cámaras y fotografías baratas. Ya acabado el pleito todos quedamos casi con los ojos salidos y los oídos reventados pero ese tipo medio uniformado estaba de malas pulgas, cruzaba el brazo y le daba bolillo a todo el mundo. Ese general estaba echo el tan general que en general le caía mal a toda la patria, el ejercito quería sacarnos del tren como algo inusual para no decir sospechoso pero quien le iba a decir que no al grandísimo y venerado don del país. --- Todos para abajo, usted el de los zapatos Venus para atrás, ¿Qué están esperando? Para sus casas--- así quedamos varados a pleno sol de desierto, ultima hora marcada en la pantalla de todos los televisores: un tren ha sido asaltado al sur de Colombia, que tragedia se conoce que hay 10 heridos entre ellos 2 del grupo subversivo y mas de uno que cambio de canal pero en mi casa mi mamá decía ---sabia que algo le iba a pasar, si no lo hubiera mandado al rancho de su abuelo. Yo me voy para haya--- pero mamá si están en la tatacoa ya enviaron tres helicópteros para haya y es como si se los hubiera tragado la tierra dijo el casi sordo primo de la familia imaginándose un desierto áspero y caluroso mientras tanto a nosotros nos ajetreaba una lluvia milenaria, era como si las nubes furiosas se descargaran sin descanso sobre toda esa arena olvidada, gotas cazadoras que no consideraron el cansancio, ni a los hombres con nombre o a los hombres sin raza, sin nombre y sin nada. ¿ a quien se le ocurriría perderse en el desierto? Y mas pensar que tren viajaría entre riales oxidados y acero asoleado sin embargo todos aun seguíamos a la decadencia sin importar que tan real fuera ese sol inculto. El general aun insultaba a todo el mundo pero eran palabras aisladas a los oídos rezagados por esos truenos espontáneos que a ritmo de tambores y de ese rock alternativo que también hace bailar a millares de fantasmas. Persuadían los espejismos y toda clase de ilusiones mágicas. La llamada del presidente daba la ubicación exacta, el celular del general cada 5 minutos sonaba y el con una gran sonrisa contestaba pero ninguno de nosotros supo sus promesas y mentiras, bueno que viniendo del presidente no se sabia si bien eran verdades ocultas o mentiras disfrazadas o quizás mentiras para unos y verdades para otros. En el camino que creaba una nueva imaginación claramente se veían nuestros rasgos y rasguños. El general grita para hacer contacto con la naturaleza y cae casi desmayándose en mis brazos, lo primero que pensé fue que ha de querer que lo cargue pero una vocecita junto a la brisa exclamo--- siento cientos de pálpitos en la arena y el monte me llama--- así mismo todos ya habían alucinado pero el general ya no daba mas. Que calentadero de gente tan bravo y jamás creí que habían ciertos desiertos desiertos porque ha veces hay desiertos poblados y aquí no hay nadie mas que nosotros. En la noche del desierto el general acababa de despertar vigilado sigilosamente por la luna fría que libremente jugaba con lo poco que quedaba de la aurora y nadie comprendió cuan celoso estuvo el viento. En las manos de la muerte se encontraba el tiempo y la arena del reloj caía en el desierto, esta vez la luz petrificaba al ser sediento, la respiración se infiltraba con humedad como una enfermedad, la calma se perdía en pupilas que miraban cuantas nubes desfilaban bailando vestiditas de colores y cayendo por pedacitos en el cielo pero en un cielo lejano por que esta vez no iba a llover sobre nuestros pasos con silencio y volverá esa sensación sangrienta en nuestras gargantas y sufrirá la lengua mientras repite el canto con el que llora la piel, así cayeron varios cuerpos casi enterrados por profecías que al principio carecían de sentido haciendo ridículos a los oídos que sujetaban el sonido y ese sonido presa fácil para otros tombos (sin importar el significado de la palabra para mi cualquier uniformado es tombo) parecía que el presidente procuraba hacer las cosas bien pero para nosotros esa señal seguía siendo un mal indicio pues el general había perdido su celular y al presidente poco le importaba perder 10 votos porque el resto había muerto en manos de un sol despiadado y arenoso. Precisamente en una nueva noche esos negros altos se escondían con patrañas, ya el general sabía que iba a terminar mal. En la mañana esos negros como espectros fusilaban a los pocos que quedaban y para la noche el festín estaba listo, nunca creí que la carne de mis amigos estaría salada pero para el general era un banquete de despedida pues la ultima cena se hacia venir, esa noche fue tibia y la luna roja imitaba la sangre volcánica que manchaba el traje del suicida, adiós general del bajo mundo. Esa sonrisa perlada, una sonrisa brillante desde las encías hasta las cordales, esa oscuridad distante de la noche que ocultaba a esos negros y en ellos una hilera de dientes era lo único que se notaba. Noche trágica, amante de la muerte apaga la fogata y llévame en tu espalda que esos negros el alma me arrebatan, muerte difamada llévale el mensaje a mi amada que pronto vera una carta en su almohada diciendo que partí al desierto con todas las penas al corazón atadas mientras el sol con la arena carcajeaban y mi madre a la espera en la ventana mirando un par de horas la alborada.

(ARMANDO LEGARDA VIVAS) 2010-06-28

Texto agregado el 29-06-2010, y leído por 131 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
29-06-2010 Tu narrativa sugiere horas de angustia, terror, incertidumbre. Internizas y lo pones en primera persona por lo que te imagino como protagonista de unos instantes terribles. Me gustó leerte.***** susana-del-rosal
 
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