Puedes llamarme como te venga en gana. Me dedico a navegar a la deriva sobre una chalupa. A la vuelta del reloj -de arena- estoy al timón de una inmensa nave. No importa. También voy a la deriva. Clamo por la llegada del maestro, el verdadero capitán de la nave, a quien rindo cuentas de cada aventura. Sin embargo, es difícil establecer vínculos. Probablemente a este punto estés confundido, lo siento. He abierto l cofrecito y los pensamientos brotan libres, giran en volutas en el aire y se pierden en la inmensidad. El maestro está pendiente de mi. La chalupa navega serena. Yo estoy ansioso. Si tan solo pudiera explicarte mejor todo cuanto sucede, pero io mismo no me lo explico. Marchamos a nuestro mundo. Eso es cierto. Esta es nuestra vida. Navegamos un inmenso mar hasta llegar a oriente, donde nuestro verdadero hogar aguarda con séquitos y celebraciones. Me despido por el momento. El viaje continúa. Esta ha sido apenas la bitácora # 1...