La inspiración armo sus valijas y partió hacia otro mundo, donde no existe la resignación o la decepción. Se fue en busca de senderos nuevos donde plantar sus cimientos. Se dio cuenta que en esta tierra, ya labrada a más no poder, el tiempo fue haciendo añicos la esperanza de aquellos que aún creían que iban a poder.
Durante el viaje recorrió tristezas dejando huellas en algunos corazones fuertes, pidió disculpas a quienes en realidad había hecho feliz esperando que éstos se resignaran a ceder, pero al dar cuenta de lo que estaba sucediendo decidió sentarse a ver.
Encontró a una mujer perdida, que lanzaba palabras al viento sin querer, que con los últimos alientos le pedía al universo un poco de energía esta vez.
Y como reflejada en un lago cristalino la inspiración se encontraba a si misma en esa mujer, y pensó en quedarse junto a ella hasta el amanecer, darle un poco de lo que cargaba para ayudarla y verla crecer.
La mujer al notar su presencia comenzó a correr hacia ella y se calmó al ver quién era.
La inspiración sonrió, tratando de decir aquello que la mujer esperaba, y una leve sonrisa asomó en el rostro de la mujer, asintiendo el sentimiento mutuo y el placer de esa sensación.
Era hora de seguir su camino cuando un ruido fuerte alarmó a la inspiración, al darse vuelta una tormenta oscura amenazaba desde un rincón – ese es mi camino- le dijo la mujer a la inspiración. –no si intentas evitarlo- ella respondió.
Mujer: - pero como hago eso?- preguntó en un tono bastante tristón.
Inspiración: - solo cierra los ojos y deja volar la imaginación.-