Abrazo a la vida contemplando las rocas
que son talladas hábilmente por el mar.
Bordeando el fuego intentando no quemarme.
La abrazo fuerte en las noches en que la luna me sonríe.
En las tardes que desde mi balcón veo como el astillero
escupe una nueva vida, llenando de alegría a la ría del Nervión.
Como no abrazarla, si se batio en duelo con la dama de negro
los días que con su osadía venia a visitarme.
En cada momento que miro al cielo y desearía ser parte de el.
Con mi locura la abrazo para no perderme.
Texto agregado el 27-06-2010, y leído por 285
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Lectores Opinan
16-05-2011
Bonita inspiración, como todo lo que escribes.Cariños teresatenorio50