Holaaaaaa!!!!!!!!
Con esta eterna y tan común cuestión arranco esta incógnita que me supera y varias veces me lleva a la tristeza: ¿Qué tan materialista somos?
Me rodeo de mucha gente durante toda la semana, y veo cada tanto, como se afianzan y generan nuevas características materialistas en las personas. Desde “…estoy triste, me voy a comprar un abrelatas anaranjado…”, como un “¿Me compras?” “¿qué queres que te compre mi amor?” “No se, comprame algo…”, también: “Es un chico muy lindo, tiene auto!” ó “Es una estúpida….pero tiene unas tetas….”. Son frases muy mencionadas hoy en día por casi toda la gente.
A la mayoría de las personas no le interesa si el morocho, bajito, con un ojo medio torcido y con la nariz de gancho, es un tipo culto, sensible, escritor de novelas, un gran poeta, un tipo laburador, comprensivo y amoroso, nos es casi imposible llenar un vacío con una charla con un amigo, con un abrazo de un familiar, ni siquiera expresándonos artísticamente aunque no tengamos aptitudes, nos resulta mas sencillo y provechoso comprarnos un CD nuevo, ropa, un arito, maquillaje, o nos pasamos 3 horas viendo porno por Internet. Además, aparecen esos casos tan típicos en los que nos compramos ese reloj, un celular, o simplemente un par de zapatillas que nos hacen tanta falta y nos dan una felicidad enorme, y lo primero que nos preguntan nuestros amigos es: "¿Cuánto te salió?"
Lo esencial, lo espiritual, las charlas, un gesto de cariño, todo queda olvidado, oculto tras un montón de tierra mojada en un rincón de nuestra alma. Pareciera mas “llenador” algo que podamos ver y utilizar, que algo intangible pero muy real. A mi me causa pena, sinceramente, yo lleno o intento llenar los vacíos que tengo, con alguien que me escuche, componiendo una canción, o dando algo no material, que es una cosa que también me provoca alegría.
Considero que ya los valores del alma se pagan con dinero, y que lo espiritual se relaciona directamente con algo amoroso, incómodo, vergonzoso, gay, religioso o aburrido. La gente que es de este modo, no tiene idea de las cosas que se pierde siendo tan hipócrita a la hora de juzgar sus propias necesidades, estaría muy lindo que empezemos a recuperar esas hermosas costumbres de juntarse a hablar con un amigo en vez de comprarse 34 remeras de diferentes colores, y de dar un abrazo en vez de comprar un chocolate. Aprender a valorar si el morocho aquel, el de la nariz ganchuda, es una persona maravillosa, llena de talento, cariño y un corazón enorme, algo que muy probablemente sea verdad.
|