¿Quienes son los poetas de hoy
Los que deben predicar ideales inalcanzables
Para que el pueblo despierte y se rebele
Y desparrame su sed de justicia a los cuatro vientos
Y rechace la ideología imperante
Exorcizando las dificultades cotidianas
En cada golpe de olla
En cada camisa rota
En cada insulto callejero a las fuerzas de choque?

¿Quienes son los que llevan la bandera
Envueltos en palabras incendiarias
Avanzando a largas zancadas
Por el camino pedregoso de anhelos insatisfechos
Representando el sentir popular
El sufrimiento de los pobres
La indolencia de los poderosos
La falta de consideración hacia los marginados
La negación a sus peticiones
Pregonando con arte una sociedad hermanada?

¿Donde están esos caudillos literarios
Nacidos entre catres de madera
Alimentados con sopas legumbres y cebollas
Líderes, guevarianos, luchadores innatos
Insolentes frente al gobierno
Que llaman puño en alto a combatir
Con ideas y con pasión irracional
Los discursos y estructuras conservadoras?

¿Acaso ya no hay luchas sociales
Todo está en orden y en perfecta armonía
El tiempo de las reivindicaciones se acabó
en las décadas pasadas
y vivimos un estado de general bonanza?
¿Acaso todos somos felices
y los necesitados son tan pocos
que no vale la pena
alzar la voz por nadie?

Todo se difumina en las calles
como el tráfico, las tendencias se dispersan
y cada cual toma la que le acomoda
sin importarle el resto.

Este es uno de los grandes precios pagados a la globalización
y a la economía de libre mercado:
la muerte de poetas activistas.