“Las espinas de la rosa”
-Las estrellas en el cielo y el primer adiós-
I
“Me tapare los labios para no decir tu nombre para quedarme viendo como te marchas de mi vida suelo pensar en la noche de ayer.
Dejando que la tristeza se acumule lentamente en mi corazón.
Poniéndome humilde diciendo que no soy la mejor y que me falta valor; Llenándome de recuerdos que solo demuestran que ya no estoy.
Me tapare los labios para no hablarte y esperar a que tu decidas regresas devolviéndome la vida de la cual eres ya mi religión.
Me pregunto cual fue la razón de que te fueras pero solo encuentro trozos de mis palabras en el balcón.
Llego a la conclusión de no volverte a ver aunque me pese el alma para que después la soledad juegue en mi cama.
Donde solías estar, negando a Dios para que regresaras .Y prometo, me tapare los labios para no decir tu nombre”.
-Las despedidas son tristes y solo queda entre las personas que están involucradas el silencio, el cruel silencio que se apodera de las voluntades de cada una y no dejan que las verdaderas palabras, los verdaderos sentimientos y la frase que todos tememos decirle a esa persona que es “te necesito” salgan del corazón. Aunque sabia ese día de diciembre que las volvería a ver y a mí regreso tenia que haber tomado una decisión sentía que la distancia cambiaría algo en las tres, ya que los sucesos que ocurrieron después del convivio fueron como una broma sarcástica que no dejaba de mofarse.
-Algo que me gusta de las noches con luna, es que el cielo normalmente esta despejado y las estrellas son apreciables dándonos una prueba de lo insignificantes que somos en el mundo, o al menos es lo que siento cuándo tomo mi libro y lo leo. Las palabras de la escritora, sus pensamientos e ideas están plasmadas en los versos que ella…………………….
-Natalia, estas muy cursi, la verdad me asustas cuando estas así de filosofa, no es que tenga nada de malo, pero estas risueña desde la noche del convivio, así que ya supéralo, ya pasaron tres semanas de eso.
La reprimenda era nada menos que de Lei a quien a lo largo de los días había sacado de quicio, ya que mi buen humor y sobretodo la actitud que me había planteado después de saber lo que Judith y Mónica deseaban que sucediera me habían puesto los pies en la luna. No solo estaba feliz por eso, también se unía el hecho de que esa semana serian los últimos exámenes del curso y debíamos prepararnos para salir bien en las pruebas para un solo cometido, las vacaciones de fin de año. También había algo que me inquietaba, ya que desde ese día a una semana exactamente se acercaba el tres de diciembre, es decir, el día de mi cumpleaños. Estaba nerviosa-en si siempre estaba nerviosas o me entraba un ataque de pánico y obsesión con una semana de antelación-y no era por pensar en que presentes recibiría de mis amigas, o de si mi padre y hermanos se acordarían de mi, no, mas bien era otra cosa por la cual sentía es desesperación y era un sentido de querer saber que había hecho en ese año, que tan productivo fue para mi y normalmente esas preguntas me quitaban parte del sueño. Además de que sabía que el planeta había logrado dar una vuelta una vez más alrededor del Sol.
No respondí a los reclamos de Lei y solo seguí leyendo, además si lo pensaba detenidamente siempre que estaba leyendo ella se acercaba a mi se sentaba en mi cama y me pedía que el leyera.
-Natalia, quería preguntare, no tuve la oportunidad pero…. ¿porque bailaste con Judith?
-Se lo prometí.
La respuesta salió apresuradamente, no podía dejar que Lei se enterara del verdadero motivo el cual me había hecho bailar con ella a pesar de que no sabía y que sentía una pena terrible. Sin embargo el que Lei me preguntara directamente era señal de que Ivonne había guardado su promesa y no dijo nada a nadie. Eso era lo rescatable de ella.
Lei ya no insistió mas, parecía conforme con la respuesta o al menos eso me pareció a mi, aunque sabia que Lei era a veces un caja de sorpresas y no quería herirla, lo cual era algo totalmente tonto ya que el no responderle en ese momento la verdad era una manera de hacerlo indirectamente ya que si la fortuna no me acompañaba y ella seguía con la intriga y lo descubría no sabia como reaccionaria.
El frio ya había llegado esa mañana de martes y era más insoportable que los días anteriores. Desde que había llegado el invierno, lo único que podía ver al espejo cuando me levantaba era la terrible marca en la nariz de que hacia frio, es decir, la nariz roja, por lo menos a mi se me notaba mas que a otras y eso era causa de burla tanto de Lei como de Ivonne. Las bufandas, los guantes eran tan comunes en esa época.
Salimos apresuradas a la cafetería, todas con abrigo, el baño con agua caliente y la comodidad de las colchas de la cama habían quedado atrás, el único consuelo que tenia presente era el de un mejoramiento del clima mas tarde. Suspire mirando al cielo algo despejado como lo había esperado.
-Ojala ese suspiro haya sido por mi-dijo una voz proveniente de atrás.
Me detuve al momento y me volví a ver a Mónica quien se acercaba junto a Brenda. Cuando me detuve tanto Lei como Ivonne y Alejandra hicieron lo mismo. Saludaron a Mónica y a Brenda cuando llegaron a nosotras.
-Buenos días Natalia. ¿Cómo amaneciste?-dijo mirándome a los ojos.
-Bien, gracias-respondí. Mire a Brenda quien se paro al lado de Mónica así que añadí- Buenos días Brenda.
-Buenos días Natalia-dijo algo seria-será mejor que nos adelantemos Mónica, tenemos que llegar temprano al examen.
La pelirroja paso junto a nosotras sin la más mínima intención de esperar una respuesta de Mónica quien contesto con un si algo forzado. Se despidió de nosotras y camino por detrás de la pelirroja.
-Joder, esa tipa, a veces me provoca darle una paliza. ¿Aun tiene algo contra ti Nat?-pregunto.
-No, se supone que ella y yo hicimos las paces o eso creo-respondí tratando de calma a la enfurecida Ivonne.
Ivonne y Brenda parecían congeniar a veces. Las había visto platicar y hasta bromear, pero en ciertos tiempo actuaban como si fueran enemigas y se quisieran matar, no de un modo literal, pero Leilani pensaba que el pensarlo de un modo metafórico a uno real estaba separado por una línea muy delgada.
Entramos a la cafetería y nos sentamos en nuestros lugares y como lo habíamos hecho desde el inicio del semestre tomamos los sagrados alimentos de ese día. El aroma del café con leche me despertó totalmente. Mire por todas partes cruce una mirada con Irais quien estaba sentada con Brenda y Mónica. La sonrisa de Judas se dibujo en su cara, yo también sonreí y tome la taza humeante; bebí un poco y observe la expresión en la cara de mi amigas. Nada variaba. Las conversaciones o los lapsos en silencio mientras comían a esto ya me habían acostumbrado.
-Estas muy seria-dijo Alejandra.
-Emmm, no, no lo estoy, solo estaba pensando.
-No me digas, puedo adivinarlo…………………..estabas pensando en tu dulce princesa y tu bello baile de cenicienta-dijo Ivonne burlándose
Puse cara seria, señal de que el comentario no me había pasado ni por broma.
-¡Vamos Natalia, es broma!, además, no me digas que no estabas pensando en ella, serias una mentirosa si no lo admites-repuso Ivonne.
-¿En verdad escogerás a Judith por encima de Mónica?-pregunto Alejandra.
-Yo…. ¡yo no he dicho eso!, aun no he decidido, además ellas ahora como yo debemos concentrarnos en otras cosas.
-Si, tienes razón, como por ejemplo, no se, los exámenes para la universidad. Judith es alumna de tercer grado, prácticamente el próximo semestre es el ultimo que pase aquí, sería algo muy romántico que su amor haya traspasado la barrera de la distancia y que te volvieras su pareja, pero estoy segura que un a vez que termine el siguiente semestre ella te dejara, así que por lo menos para traerle buenos recuerdos si yo fuera tu, le diría que si, al fin y al cabo tendrías un año para estar con Mónica. Había olvidado por completo que Judith se tendría que ir de la escuela apenas terminara el siguiente semestre. Este asunto no solo me presionaba de manera indirecta ya que si Judith era la persona que elegiría, el problema que se desataría después era lo que me preocupaba.
-¿Le estas sugiriendo que le diga a Judith que si y rechace a Mónica y después la tome como si fuera un premio de consolación?, estas enferma-dijo Lei que se había quedado callada.
-¡No, Lei, no estoy sugiriendo nada!, si lo hubiera hecho la oración hubiera tenido la palabra “debes”. ¿Ves como cambia el contexto si agregas una palabra? Yo dije que si fuera ella….
-¡Pero no lo eres! ¡Afortunadamente tú y Natalia son totalmente distintas!-respondió Lei enfadada.
-¡Si, tienes razón, no soy ella, pero no trato de aparentar ser su madre! ¡¿Por qué quieres siempre cuidar de Natalia?!......
La pregunta floto en el aire y si no hubiera sido por Alejandra que salvo el día no se que hubiera pasado ahí.
-Creo que debemos de para esta conversación ¿les parece?-dijo Alejandra levantándose y tomando la cartera de Ivonne-Ivonne tu vienes conmigo.
La atmosfera se volvió pesada un poco. Las alumnas que estaba cerca de nosotras nos miraron preguntándose entre ellas el porque de la alteración de Lei. Además de que las miradas de Mónica y de Judith estaban encima de mí.
Salimos de la cafetería en dirección al salón de clase.
-Disculpa, no quería ponerme así-dijo Lei mientras caminábamos hacia el salón-solo que me exalte, Ivonne siempre quiere tener la razón y yo……
-No te preocupes, ahora lo que debes, no, mas bien lo que deben hacer es disculparse. Se que Ivonne puede tener el carácter pesado a veces, yo lo se, yo paso mas tiempo con ella, por eso te digo que su orgullo no le dejara ver mas allá de su nariz, por eso no debe quedar en ti la discusión de esta mañana, tú solo concéntrate en pedirle disculpas. Si ella las acepta pues supongo que todo estará bien, además hemos sido amigas desde que inicio el semestre.-le dije tratando de darle ánimos.
-¡Yo no hare tal cosa!, no hice tampoco nada mal, ella tomo lo que le dije como si la estuviera molestando-dijo exaltadamente.
-Está bien, no lo hagas por ti, ¿podrías hacerlo por mí?
Leilani puso una cara de niña regañada, sin embargo no suele ser tan obstinada como aparenta ser a veces, así que asintió con la cabeza más a regañadientes que por gusto.
Al llegar al piso donde tendríamos la primera clase Alejandra estaba platicando con Franchesca en la puerta, no nos acercamos demasiado y con mi mano trate de llamar la atención de Alejandra quien inmediatamente se percato de que Lei y yo estábamos ahí. Lo que había intuido desde un principio. Ivonne se negaba a disculparse con Leilani ya que según las palabras que Ivonne ella lo único que había hecho era comentar algo, y no iba a pedir perdón por algo que solo había ofendido a Leilani.
En si tenia razón ya que la que se tenia que sentir asediada por las palabras de ella era yo, pero habían afectado a Leilani. Me paso por la mente el porque le había afectado y porque Leilani quien le había respondido a Ivonne y podía ganar la argumentación se había quedado callada a la ultima pregunta que Ivonne le lanzo. Recapacite de inmediato y sabia que las cosas no podían estar así, por lo menos para el bien de todas y mas el mío, ya que si una Ivonne tranquila causaba muchos problemas, no quería ni imaginarme lo que haría una Ivonne enojada.
-Yo hablare con ella, esperen aquí-dijo Franchesca caminado hacia el salón.
Esperamos alrededor de cinco minutos y Franchesca no salía. Las alumnas de las demás clases ya estaban en sus respectivas aulas. Alejandra también entro a su salón cuando el profesor de su clase llego.
-Olvídalo, hare lo que me pediste. Tienes razón, lo estropee todo, me iré a disculpar ahora.
En ese momento Franchesca salió con Ivonne a quien tenia halando de la mano. La cara de Ivonne tenía una mueca de enojo reprimido y de regaño al mismo tiempo. A pesar de lo que ambas decían a Franchesca o a mi-claramente ignorando lo que Franchesca le había dicho a Ivonne-se veía que tanto Lei como Ivonne querían disculparse, ya que honestamente ambas tenían la culpa y la única que debía sentirse ofendida por la intrusión sea o no mal intencionada era yo. Extrañamente no me sentía así, pero así eran las cosas.
-Lo siento, no debí decir lo que dije-abrió la conversación Ivonne- ¿amigas?
Franchesca y yo nos miramos extrañadas. Hubiera jurado que la que iniciaría a disculparse seria Lei a quien note también se maravillo y asintió con la cabeza y sonrió dándole un abrazo a Ivonne quien no puedo dejar llevarse por el momento y terminar diciendo “……..No importa que seas algo irritante y aunque a veces no te guste que yo tenga la razón. Pero, si, lo siento”.
A pesar del comentario de más, todo quedo ahí, sin embargo sentí que Ivonne sabia algo ya que ella no hablaba nunca para especular.
El día pasó algo rápido y como lo había presentido mejoro un poco el clima, aunque no lo suficiente para que la clase de deportes no fuera un martirio. Ivonne y yo como siempre fuimos al comité a recibir órdenes de Brenda para ayudar en el invernadero al cual acudimos rápidamente. Mónica se encontraba ahí y no perdió el tiempo de acercarse a platicar conmigo.
-¿Por qué se pelearon tus amigas? Todas las que estaban ahí se preguntaron porque Ivonne se puso a gritar.
-No lo se, solo salió el tema e Ivonne hizo un comentario que a Lei no le gusto y pues……el resto es historia.
-¡Mónica! ¿Puedes ayudarme un poco?-dijo Irais quien sostenía una regadera grande llena de agua.
-Si, ya voy-contestó a regañadientes-muy bien, te dejo, tengo que ayudar a la señorita, ojala podamos hablar mas tarde, ¿tienes tiempo?
-Claro, pero primero pasare al salón de música, voy a tocar un poco el piano, si quieres puedo verte en la cena, o ¿es muy urgente?, si quieres te veo antes.
-No, no, de ninguna manera, haz lo que tengas que hacer yo te espero, así que nos vemos.
Mónica se retiro de donde yo estaba y se encamino hacia donde Irais se encontraba. Mire alrededor. Brenda platicaba como siempre con Ivonne quien parecía a veces no estar de acuerdo con lo que su superior le decía. Judith quien estaba en el interior del invernadero con otras compañeras, salió del interior, me miro y sonrió. Parecía que los “te quiero” y mis respuestas en forma de monosílabos afirmando que lo sabía habían quedado atrás, para pasar a otra faceta o a menos eso es lo que creía. Por lo menos la animosidad que Brenda sentía por mi había disminuido algunos grados, aunque no podía decir lo mismo de Irais quien siempre al estar con Mónica me miraba de una forma algo terrorífica dándome a entender que me arrepentiría tarde o temprano.
Después de terminar las cosas que teníamos pendientes, me adelante al salón de música, abrí la puerta, por la ventana los rayos solares del crepúsculo chocando contra los objetos y dándole un tinte algo de ensueño, romántico. Me acerque a la ventana, en el cielo los matices de rojo y naranja se combinaban, era una vista única. Mire el salón. En la pizarra las notas de una melodía iniciando por la incesante clave de sol.
Camine hacia el piano, retire un poco el banco y tome asiento, en el atril las partituras con las mismas notas musicales que estaban en la pizarra pintadas con gis de color blanco. Tome un poco de aire, troné los dedos de mis manos y empecé a tocar las teclas, las primeras notas me salían perfectamente, pero a medida que avanzaba había algo en la melodía que no cuadraba con lo que la profesora o la excepcional Franchesca que estaba en el grupo de música y canto. Seguí intentando, pero a cada movimiento de mi mano, el sonido casi atroz de la tecla sonada era aberrante-o al menos así lo definí con mi talento natural-, y trate de darme por vencida hasta que decidí por última vez hacerlo. Volví a tocar las mismas notas marcadas en la partitura y de nuevo salió mal. Guarde silencio, sin embargo la voz de Ivonne quien había estado para desde hacia no se cuanto me quito la poca concentración que tenia.
-Presionas muy fuerte las teclas, por eso no te sale.
-¿Qué?....... ¿Desde cuando estas aquí?-pregunte mirando como Ivonne se acercaba a mi
Ella no dijo nada a las preguntas que el hice, solo tomo me pidió que me recorriera un poco hacia la derecha y que escuchara. Ella cerró los ojos y parecía que sus manos eran dirigidas por un ente invisible ya que no erro ninguna de las notas, y no solo eso, también logró la calidad en la melodía, igual a la que había tocado Franchesca y que Ivonne se había negado a tocar en la clase de música de ese día.
-Increíble, la verdad eres increíble, no se que decirte mas que no sea esto-comente cuando Ivonne termino de tocar el últimos compas en el cual yo tenia problemas.
-¡Vamos, no es nada, solo es mi talento natural!-dijo sonriendo y poniendo una cara triunfal
-No seas tan arrogante, Franchesca toco lo mismo y……
-¿Toco con los ojos cerrados?, no lo creo, así que aunque Franchesca lo hizo bien, yo lo hice mejor-dijo interrumpiéndome.
A veces no toleraba el aire de supremacía que se ceñía sobre Ivonne, pero que podía hacer, ella era si y no podía hacerla cambiar, aunque no me atreví a preguntar el porque cuando Franchesca había terminado de tocar ella no se atrevió –por ese instinto de competencia que trae en su interior-a tocarla cuando se lo pidió la profesora. Obviamente todas y mas Franchesca se sorprendieron y solo Ivonne con su singular sonrisa que tenia cuando algo le parecía totalmente trivial no respondió al porque no quería.
-Y ¿desde cuando tu……estas aquí?-pregunte volviendo a las preguntas que le había planteado al inicio.
-Desde que empezaste a tocar, vi que te adelantaste y decidió seguirte, yo creía que encontraría a Mónica aquí, ya sabes, por lo de hace ratio en que te citaste con ella para “hablar”-dijo mientras tocaba una canción en el piano.
Negarlo era prácticamente lo peor que podía hacer ya que se empeñaría mas y mas. Así que simplemente me margine a contestar.
-Si, si estuvimos hablando y si, la cite para que habláramos, pero esto no tiene nada que ver.
-Lo se, solo me gusta a veces confundirte un poco, es gracioso y eres algo especial cuando te enfadas………..-guardo silencio mientras su dedos delgado oprimían lentamente el teclado delo piano-.........¿tu mandaste a Lei a disculparse?-dijo de repente poniéndose seria un poco.
La luz del ocaso se hacia cada vez mas obscura, claro indicio de que la noche estaba cayendo.
-Si, lo hice. ¿Estuvo mal que lo hiciera?-pregunte tratando de averiguar si lo que yo le había dicho a Lei que dijera pero que Ivonne logro adelantarse a decir era algo malo.
-No, para nada, en si, me gusto, claro yo finalmente termine disculpándome. Sabes, a veces suelo ser muy impertinente y por eso soy a veces odiada pero tú………….tú me aprecias como soy, y por ello tú me agradas mucho…..pero eso ya lo sabes…..solo quería decirte gracias Natalia.
Ella sonrió y siguió tocando, yo por mi parte me extrañe totalmente de las palabras de ella, parecía que un cambio algo radical llego a ella, hasta llegue a pensar que esa chica de cabello negro, rizado, de lentes y mirada somnolienta no era Ivonne. Acompañe a Ivonne cuando termino de tocar y salimos del salón no sin antes hacerle prometer que por lo menos me enseñaría a tocar el piano, ella accedió de buena manera y bajamos por las escaleras. Me preguntaba si algo de lo que Franchesca había entrado a decirle era un parte aguas para esto, es decir, yo sabia que no era muy probable que yo haya provocado un cambio en ella.
Caminamos por el sendero de adoquines, el cielo ya no mostraba ese color rojizo que brindaba hacia unos minutos, ahora el color negro azulado de la noche acompañado por las luces artificiales de las lámparas que se habían encendido nos acompañaban. Había cierta claridad aun lo cual nos facilito para caminar con tranquilidad. Ivonne se adelanto algo a mi y me halo de la manga del saco hacia un árbol cercano donde nos escondíamos colocándome a mi de frente a ella, dejando mi espalda contra la corteza del árbol, parecía que Ivonne había logrado ver a alguien y no quería que esa persona nos viera, la pregunta era ¡a quien había visto?.Lastimablemente esa pregunta seria contestada en breve.
-¿Por qué me jalas? ¿De quien nos estamos escondiendo?-pregunte.
-¡¡Shhhhh!!-me indico con el sonoro ruido y con el ademan de su dedo índice sobre su boca, después me miro a los ojos y dijo casi en silencio-. No te gustara esto, así, que si te dejo ver, prométeme que no vas a ponerte a hacer un drama o te vas a enojar, ¿de acuerdo?
No me dejo ver hasta que yo no se lo había prometido y una vez que se retiro un poco para que yo pudiese observar me peso totalmente. Cerca de la puerta que da a la entrada del edificio de las alumnas de segundo, se encontraban dos chicas una más grande en estatura que la otra, estaban abrazadas, la que era más alta estaba de espalda, así que no la reconocí enseguida. Parecía que se estaban besando después de unos momentos, se separaron, reconocí a la chica que estaba de frente a mí, ella era Jimena, la amiga de Judith y una de las chicas que están en los dormitorios en el piso de la misma. La otra chica de cabello negro y largo se dio la vuelta sonriendo.
Mi corazón latió con fuerza al verla, no se si por un instante mis ojos se llenaron de lagrimas, solo se que mi mirada bajo un poco cuando reconocí a la acompañante de Jimena. La persona quien la acompañaba era Mónica quien abrazo de nuevo a Jimena y la beso en la mejilla.
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