Las abejas de mi estómago



Ese día sería distinto, había despertado decidido a la aventura de tu beso. Sin embargo ya era hora, y no te encontraba como siempre en aquella estación de metro. Pero de pronto, de entre la muchedumbre oscura, emergiste con la luz de tu sonrisa, como una rosa azul de entre un jardín de espinas. Las abejas que habitan en mi estómago, comenzaron a zumbar más fuerte que nunca y quedé paralizado una vez más, como en todo este semestre. Me miraste directamente a los ojos y me dijiste al oído en silencio: “Tonto, ya no espero más, anota mi teléfono".



Valentino Malatesta


cuento envíado a Santiago en 100 palabras 2010.