Capitulo 1:
La plegaria.

Mientras tanto, en otro punto de la vacuidad del universo, una voz retumba en la distancia. Inverosímil, manifestarían las civilizaciones cercanas, quienes, aterrados y confundidos, escucharon en la distancia como si estuviera hablándoles al oído a cada ser viviente de cada mundo alrededor. Ese día, para ellos, el tiempo se detuvo por unos instantes. Una risa, mas aterradora que ninguna otra que usted, señor lector, se pudiera llegar a imaginar, ha retumbado, al menos en el radio de una galaxia de distancia. Y luego, silencio. Los mundos ya no supieron más del asunto.

En el sitio de donde provino esa aterradora escena sonora se ve, aun desde lejos, una titánica figura. Su situación es fácil de describir: Su cuerpo, totalmente metálico, erguido en posición victoriosa, sus cristalinos ojos reposan pacíficamente su mirada sobre el cuerpo sobre el cual esta puesta su pierna izquierda, brillante y robusta, tomando el trofeo de su eterna guerra.

Las siguientes palabras toman lugar en el momento en que esta gigantesca entidad se encuentra en la posición antes descrita.

“Esto al fin ha acabado.
Te he derrotado con mis manos, hermano.
Ahora solo quedo yo, solo queda uno.
Ahora solo me queda…

¿MMM?

(El gigantesco ser escucha una llamada desde un lugar absurdamente lejano del universo)

Ah, eres tú.
Hace eras que no sabia de ti. ¿Qué tal va todo?

¿Con que el Caído, eh? Eso no me lo esperaba.
Así que las cosas están de este tamaño…

El también esta ahí, ¿eh?

Curioso nombre…
Pero bien, esto en si mismo ya es algo curioso.

Si, lo se. Necesitan Energon, y con urgencia.
En fin, has logrado captar por completo mi atención…

De acuerdo, me tomara algo de tiempo llegar, pero ahí estaré.
Después de todo, tengo todo el tiempo del universo.

(La gigantesca mole levanta con su mano derecha la cabeza del guerrero derrotado, del mismo tamaño de la del vencedor. Luego la suelta, dejándola flotar frente a él)

Me siento… Cómo le dicen… ¿Feliz?
Lo sabrás en su momento. Después de todo, he de verte pronto.

Si, lo se…
Después de todo, ese pequeño mundo llamado ‘Tierra’, habrá de saber de mi existencia…”

Después de eso la figura emprende su marcha, apuntando directamente hacia uno de los más lejanos confines del universo.

En el lugar donde se encontraban quedaron el cuerpo del ser derrotado y su cabeza, flotando a una “pequeña” distancia de este, también un gran cuerno dorado de metal evidentemente desgarrrado y un brazo de color Vino Tinto, mientras que la cabeza que aun flota, girando levemente cada vez, de un momento a otro empieza a esbozar una leve sonrisa, mientras que las partes y piezas destrozadas y desmembradas se empiezan a acercar al cuerpo, aun inerte en el vacío, todo justo al tiempo en que el ahora viajante se encuentra lo suficientemente adentro del hiperespacio como para no darse cuenta de la situación.