Conventillos
Inglaterra decide cambiar su régimen de colonia, dejándole el gobierno a los nativos y manejar la economía. Que es la que realmente maneja a los países.
También decide hacerle la guerra al Paraguay, que a mediados del siglo XIX, tenía ya entre otras cosas, una cultura floreciente, el primer tren de América Latina, una industria astillera importante, minas con diamantes, y el preciado algodón necesario para las textiles británicas.
Ellos no podían establecer una guerra ya que estaban peleando una en Egipto.
Pero los obedientes gobernantes de Argentina y Brasil sí. Se decide atacar Uruguay, su aliado Paraguay cruza Corrientes para prestar ayuda.
Lo que se supuso seria cosa de meses, duro cinco años y dos presidencias. La del General Mitre y la de Sarmiento.
Esta guerra resistida por la gente del interior y por algunos intelectuales como Alberdi y José Hernandes terminó con la población masculina Guaraní. Que dio su última batalla con soldados que tenían entre seis y nueve años. Los niños héroes.
Los negros de Buenos Aires ya libres, pues habían abolido la esclavitud, volvieron apestados.
Murieron 13.000.
La aristocracia se mudo del lugar infectado. Las casonas de Barracas, San Telo y Montserrat quedaron vacías.
Emigraron hacia Palermo, Recoleta, Belgrano.
Las grandes propiedades del sur se fueron subdividiendo, para alojar y estafar a los inmigrantes.
Así nace el Conventillo.
Habitaciones sin ventanas, baños compartidos, chapa y madera que se adhieren mal al material de las fachadas y las medianeras.
Filtraciones, superposiciones de espacios, de vidas, de culturas e idiomas.
Inmigrantes estafados a los que se los echaba del supuesto “Hotel de los Inmigrantes” y terminaban alquilando una pieza por precios tres veces mayor de los que se pagaban en París.
Desde allá hasta acá las cosas no han cambiado tanto.
Siguen los colonizadores manejando a su antojo a los supuestos gobernantes.
Los que tienen se escapan al Norte. Se encierran en Barrios Privados.
Otros, descendientes quizás de aquellos que murieron en el litoral, o de tierras más lejanas. Exiliados, desertores de causas ajenas, buscadores de oro.
Se quedan en el Sur y alquilan una pieza en el Conventillo.
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