Inicio / Cuenteros Locales / cao / MIcrocuentos de Libre Mercado (Tercera Parte)
Uno (el quirófano)
La mujer rubia se paró frente al espejo y como un ángel que despliega sus alas, abrió la bata de seda que llevaba puesta, dejando de manifiesto, frente a sus vidriosos ojos, la majestuosidad de las nuevas tetas. Le habían quedado hermosas tras la cirugía. Sus enormes senos ahora parecían dos jugosos y lozanos pomelos que colgaban de su pecho e irradiaban buenas ondas por toda la habitación. Ahora en más solo le faltaba decidirse y darse fuerzas para entrar de nuevo al quirófano y sacarse de una vez por todas, ese asqueroso pedazo de carne que colgaba entre sus piernas y que más encima no era suyo y que como en una maldición se proyectaba ante su mirada como una cruel ironía; pero para eso era necesario al menos vender el auto y a esas alturas del año ni siquiera había pagado el permiso de circulación.
Dos (club de tiro)
Mientras los amigos se ajustaban los implementos para entrar al polígono, por el pasillo del fondo vieron pasar a un ex compañero vestido de civil; de inmediato la conversación entre ellos se centró en susodicho:
“Desde que el Juanito Aliaga, el de la moto, dejó abruptamente de recibir todo lo que sus padres acostumbraban darle como una ecuación exacta entre lo que se le venía en antojo y lo que finalmente recibía envuelto en papel satinado; desde ese preciso momento, el muy pasado a caca se hizo Skin Head y anda pateando traseros en el paradero de las micros de San Bernardo que van para Santiago. Siempre se para allí con un lote de pendejos en la plaza a fumar marihuana. ¿Te acordai que antes de entrar a la Escuela de Especialidades el loco andaba pegao con los Back Street Boys?...pues ahora que su taita está desempleado en casa, por eso de las torturas y todas las cagás que se mandó en la dictadura, el sapo se puso duro, se cree malo el culiao. Si vas para su casa no podís ni mencionar delante de los suyos el vocablo ‘crisis asiática’ porque el viejo se pega un tiro ahí mismo y a la vieja le viene un patatún; si hasta la hermana chica terminó en el psicólogo con ataque de nervios.
¿Que qué onda los Skin Head?....naaaaa, puros weones resentidos, gente que tuvo plata y ahora no la tiene y otros tantos que nunca la han tenido y se mueren por tenerla…eso. ¡Ya weón pone tres tarros si querís que te juegue….un, dos, tres: cachipún!.
¿Qué el loco anduvo metido en la droga?...¡eso ya es mucho, no seai tan cahuinero culiao, estás peor que una mina!, ya juega mejor mira que ligerito nos llaman a recoger desde la guardia y hoy está al mando mi teniente Arroyo más encima. ¿Qué cuál teniente Arroyo?...¡el que te metió el pico en el hoyo paco reculiao, juaaaaaaa!!!”
(Entrada la tarde se sintieron fuertes los disparos en el club de tiro de los carabineros)
Tres (metro sexual)
Aquel día eligió el metro por la hora. Era verano y el sopor del vagón repleto de gente hacía sudar a raudales. Adentro caminó como pudo por el pasillo tratando de ocultar su prominente bulto del bajo vientre, el mismo que hacía sentir fuerte como un intruso a cada mujer que rozaba en su perverso peregrinar por el tren. Así sucesivamente hasta dar con algún cuerpo deseoso de roces, nunca faltaban. Mientras buscaba abriéndose paso entre la muchedumbre, los fétidos olores, las mochilas y las carteras, de pronto dio con una mujer de mirada incandescente con apariencia de oficinista, pelo tomado, perfume barato y harto maquillaje, tuvo la impresión de haberla visto antes pero no recordaba donde. Las estaciones comenzaron a sucederse una tras otra. Al son del sensual traqueteo del tren acomodó su humanidad detrás de ella aparentando desganas y mostrándose taciturno ante las miradas del resto, sigiloso esperando las respuestas que no se hicieron esperar. Los leves contorneos y las disimuladas presiones de su cuerpo le dieron a entender su disposición hacia el juego. Solo pudo verle el rostro tres estaciones más adelante. Ella lanzada a la aventura le hizo sentir fuerte y candente el latido de la carne sobre sus piernas tiritonas.
Cuatro (los favores)
Francisco Javier desplegó el diminuto teléfono y marcó el número del actuario. Delante suyo el horizonte que se abría por todo el parabrisas de su Audi A-4 plateado, le ratificaba los pronósticos de lluvia anunciados para ese día. Minutos antes de la curva la voz temblorosa del presidente del partido se dejó oír suplicante en el teléfono celular, como llamando de ultratumba. Aquello del abuso de menores que le oyó decir era una cosa grave que amenazaba con borrar de un plumazo toda la vida pública de su cliente; sin contar la expulsión casi segura de las filas del partido. Necesitaba con urgencia dar con una salida al impasse de lo contrario solo le quedaría mandar lavar el traje oscuro Givenchi para el próximo funeral de la candidatura presidencial de la alianza.
Cuando la urgencia lo obligó a estacionar a un costado del camino en su agenda electrónica comenzaron a sucederse los directorios ministeriales y los números de los subsecretarios hasta que dio con el del Presidente de la misma Corte, entonces su billetera tembló.
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Texto agregado el 30-06-2004, y leído por 539
visitantes. (7 votos)
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Lectores Opinan |
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02-07-2004 |
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Ironía de la buena, no veo problemas con los localismos, no das descanso, reír, encabronarse todo a la vez, tremendo el ingenio que derrochas. Un saludo Cardon |
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02-07-2004 |
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No haces ninguno al azar, eso es bueno, queda siempre el sentido que has querido dar. Pequeños escaparates, cada uno con su trastienda. Saludos. Nomecreona |
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02-07-2004 |
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Perfecto, microcuentos que causan revuelos mentales. Cao, la crìtica implìcita es tu fuerte, lo has sabido ocupar a la perfecciòn... Tus cuentos son entretenidos, tienen picardìa y atraen al lector a examinar la situaciòn... excelente, mis stars... ahhh... me faltaba, esa de la rubia... jajaja o rubio.. ajjaja muuuy weno... ta tÀ tiamatvampire |
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02-07-2004 |
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Bueno ric, creo ya haberte dicho por ahi que yo soy mas de los textos romanticones, reflexivos si...para el lado de la filosofía existencial y quizas, más allá de los modismos, que en todas regiones existen, por eso me choque un poco en algún punto tu estilo tan crudo, mordaz, realista ...recono<co que debo esforzarme para hacer esta lectura y es ahí , precisamente, en esa contradicción donde reside mi admiración por tu pluma. Tienes una muy buena capacidad para observar el medio y graficarlo de este modo, breve y directo. Es algo que uno puede ignorar y seguir por ahi, volando ajeno... estrellas por eso cuentero; gracias por invitarme a tus cuentos... piquitos de miel gaviotapatagonica |
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01-07-2004 |
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He alucinado con estos micros tuyos, geniales, con esos modismos o localismos, esa forma tan vuestra y tan guapa de decir las cosas...a mí me ha encantado, ah y el primero jejeje me he partido el culo de la risa...En general de chapó, muy bien hecho. Un abrazo desde andalucía colega!!! LoboAzul |
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