Hoy dejaré sacudir mi cabello sobre los hombros,
Libre y ansioso de estar entre los dedos de mi dulce amante.
Esparciré la fragancia de las flores en mi apariencia de ninfa enamorada.
Llenaré de luces y brillos mis ojos,
con la candidez que me da tu amor al verte,
Parado a en la esquina de cualquier calle,
cómplice de nuestros encuentros,
furtivos, secretos y bellamente nuestros.
Hoy caminaré invisible con pasos de nubes,
dejando en la berma una estela de amor
para que puedas seguirla entre la gente,
príncipe sublime de mis sueños encantados.
Hoy serán los arboles quienes se asombren,
al ver nuestros besos inseparables fundidos de rojos
llamando a la desnudez más hermosa depurada en el aire.
Cuando mis manos y tus manos jueguen a embestir de caricias.
Hoy mis pechos serán nuevamente tuyos y tú tan mío.
¡Tan intensamente mío!
Tu sonrisa se dibujará en el horizonte de tu cara, mi hombre bello,
Con tus labios carnosos despertaras los instintos
mordiendo mi cuello
Y yo, ¡tan profundamente tuya!,
no dejaré ni un espacio sin recorrer en tu cuerpo
en donde no me encuentres cuando estemos lejos.
Hoy te atraparé entre mis piernas y nos daremos un festín amoroso.
La miel más dulce beberemos juntos,
cuando te tenga, mi dulce amante.
Tan fuerte es nuestra osadía
que el llanto escapara al placer que nos daremos
cuando la explosión evidente, perfilada en el orgasmo cómplice y secuaz,
nos deshaga dormidos en un abrazo cálido y tierno,
me dirás al oído que eres ¡tan mío, yo tan tuya!, mi hombre bello.
Y con canciones y versos conquistare tus sueños.
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