En tus ojos germina silencioso el penoso desaliento
con su descontrol indudable de mi indómita rebelión de mujer.
Ya no quiero la espera de tu promisión aplastante,
ya no aguanto las redes de tu burda evasión, fabricante de sueños
insostenibles.
Hoy te escondes en el despecho ostensible de la ira de tu mirada,
opacada y silenciosa, vigilante en su constante imprecisión.
Sin palabras que decir, tus silencios son trampas en medio de todo
este entuerto perentorio.
Es mi ausencia anunciada mil veces la que cae sobre tus hombros y
sollozas mi osadía. Cierro mis ojos y no me dejo llevar por tu
abismo continuo de dudas,
aunque claves a mi corteza de Venus tus culpas
con el lastre inmaduro que apolilla tu débil sensatez.
Porque ya no te quiero mío, y la avidez de mi cuerpo te niega
en cada minuto y en cada intento fallido por tenerme tuya.
Ves mi ausencia anunciada devorado en tu pena,
rodeas mi aura luminosa y quieres atraparme.
Solo esperas la caída en mi vuelo de nubes
estoico y determinado en tu afán sin tregua
para acertar en mi punto de debilidad prematura.
Tantas fueron las horas gastadas
en mi empeño de encontrarte en medio de nada
que ya no se quién eres en días de somnolencia y olvido.
Y tú,
alborotado en tu agobio mudo, ya no sabes quién soy.
Te quise. Sí, cuánto te quise.
Pero todas las cosas se han cubierto de humo
porque el refugio tibio que construí para atesorarte conmigo
ha caído, irremediable y desprovisto de armadura,
para la que era nuestra quebrantable sociedad de amor.
Te niegas a ver mi desnudez fatal por miedo a teñir tu piel de soledad.
Ya no existes en mis ilusiones de tálamo marinadas de sensualidad
Es otro quien te despoja de mis sueños y saquea tu lecho,
ahora desmantelado de mis ansias de amar
por Alexandra E.S.I.