Si en este momento llegases te abriría los brazos jubilosa
Porque el ritmo de los días se torna pesado y angustioso
Ya no existen las orillas de caminos
Ni las dulces ramas que acogen al peregrino
Ya no creo en las estrellas de papel doradas
Esas que caen con el primer soplo del viento
No hay control, sólo ese externo poder que me marchita
No hay libertad y siento la opresión que opaca
Todas las luces
¿Podré acaso volver a levantarme frente a todas estas circunstancias?
No soy fuerte, soy débil,
Soy la hoja del otoño que cae del árbol y es empujada por los vientos
Soy el crepitar de la hoja que es aplastada por los pies de los otros
Ya no hay un solo valor en cada palabra .. Dios me abandonó desde aquel fatuo nacimiento entre las parras del campo.
Llevo la marca del cándido que cree y que siempre es decepcionado
Llevo la marca de no poder, de llevar cruces a mi espalda que intento cargar
Pero que los otros me hacen más pesado el andar y así que espalda no se rasga?
Que flor abotona o florece en mis cabellos?
Dentro de ese desierto de soledades marchitas sólo me quedan 2 razones para caminar
Pero agonizo cada día.