Envuelta en esta ráfaga de mar, intentando ignorar esas minúsculas voces que me intentan penetrar, continúan hablando, siguen tratando de decirme algo, simplemente no estoy dispuesta a escuchar, me hacen recordar, aquella tarde invernal cuando el frío irrumpía mi cuerpo, sentada a orillas del mar, con mis pies entre la arena y el suave rocío golpeando sin parar mi cuerpo fantasmal, buscando respuestas, pidiendo una señal.
Perdida total!

Te escuché, pero no hiciste mas que invocarme, me arrastraste y me sometiste a tu descontrol, y es justamente ahora que no quiero volver a tropezar y tu te dignas a volver a empezar, me invocas, me arrastras, me sometes nuevamente a tu descontrol, me obligas a abandonar mi pensamiento racional y no dejas de girar entorno a este gran basural. Piedras, hojas, palos, rojo, negro, gris, solían ser palabras con un significado especial, lo has arrebatado, muy lento y sin cuidado, no me queda mas que volver a imaginar un pez libre sumergido en la profundidad de este lugar, para despedir y volver a tragar el salífero mar. No anhelo nada más que poder regresar y volver a empezar.