Yo sueño que tú me sueñas
cuando en mis noches de antojos
tiemblo perdido en la niebla
amorfa de mis insomnios.
Y sueño que tú me sueñas
cuando agitado en mi lecho
acaricio entre las sombras
tus formas y mis silencios.
Qué omnipresente la ausencia!
Oh, que implacable el deseo
de unos labios que no besan
y un corazón que es ajeno.
Cuando el amor no tiene alas
que lo eleven hasta el cielo
quiere volar y se lanza
a arder en un yermo infierno.
ETERNIDAD
Dónde se encuentra el reposo
eterno de la sapiencia
le preguntaba al arrullo
del río la tonta hierba
y el río le contestaba
que eternas sólo hay dos sendas:
Una del agua que fluye
y otra del hombre que sueña.
Texto agregado el 18-06-2010, y leído por 193
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
21-06-2010
Hermoso.- Cuando una poesía dice tanto, no hay demasiadas palabras para calificarla. 5*.- maria-del-mar
20-06-2010
un placer conocer tus letras. Me encanta leer este tipo de poemas que llevan ritmo. solounachica
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