Heridas inmaculadas por los años de la desdicha, ya ni siquiera los suspiros de los fantasmas denotan tanta tristeza, no he podido dormir desde que era un niño atormentado y anonadado, ahora solo parezco un animal degollado con mi sangre colgando desde mi cuello, mi carne servirá para saciar tu codicia pero aun así mi alma seguirá rondando esa herida que solo sutura con los siglos.

Aunque no lo notes algún día llegaras al lugar donde nos conocimos, el vago recuerdo desbocado cabalgara derrochando lágrimas de lamento, pero sin ser salvadoras, ya demasiado tarde será, y todavía querrás suplicar.

Justo en ese instante mis carcajadas resonaran en tus tímpanos, torpemente tus delicadas manos trataran de censurar mi diabólico acto.

Ya no me importa que se tratase de una rosa, o un ser supremo, si los dioses deciden matarme nuevamente, acongojado no estaré, en sus calles mi corazón recordado será, y en sus paredes mis historias que dejaron su huella cada ocaso de nieve y lluvia, atiborradas de espíritus enajenados, seres alucinógenos bordados con hilos de plata.