En este puerto, del que nunca zarpo los miedos colgados en la luz hacen de mar infinito. No vislumbro la isla, ese espacio en el que la respiración, entra en comunión con el silencio invisible. Desde aquí se ven muchos disfrazados de viajeros, aún así... soy el único desnudo de destino.
Texto agregado el 17-06-2010, y leído por 881 visitantes. (1 voto)