Dos masas;
dos cuerpos que se embisten mutuamente,
revoloteando con furia en el espacio;
jadeando, gruñendo cual bestias.
Se empujan,
pero al mismo tiempo se aferran
uno al otro,
como si nunca quisieran separarse.
Como si el aire que respiran
es mejor al respirarlo juntos.
Como si el sudor que transpiran
es mejor al sudarlo juntos,
mezclándolo en su piel
al juntar sus cuerpos desnudos.
Gritan, ebrios de pasión,
como si fuera la última vez que podrán gritar.
Jadean, felices de cansancio,
como si jamás volverán a respirar.
Y se abrazan, llorando de amor...
porque saben que, aunque griten,
ha sido la última vez que se gritarían al oído...
porque saben que, aunque respiren,
jamás volverán a respirar el aire que el otro exhala...
porque saben que, aunque amen,
fue ésta la última vez que, juntos,
lucharían de amor.
Bowen Alanos |