“Las espinas de la rosa”
-Mano izquierda, mano derecha-
VIII
-¡Me asustaste!-dije sorprendiéndome y llevándome la mano al pecho. Y aunque sabía que estaba sobreactuando me pareció que era una buena reacción y la más esperada.
-Perdona por haberte asustado, no sabia que había alguien aquí-dijo arrodillándose para coger una de las cestas que había tirado.
-No, no hay problema-respondí algo apenada.
Estaba vestida con una blusa roja escotada y con sus jean deslavados y ajustados a la cadera, su cabello negro recogido solo del lado derecho y su tez blanca maquillada reservadamente me hicieron observarla mientras yo también me inclinaba a ayudarla a recoger, en el trayecto, la fragancia a rosas con ese peculiar olor dulzón que despedía de ella me lleno el sentidos del olfato. Miré al piso forzándome no cruzar la mirada con ella aunque fuera por un instante, empero ella y las palabras que salieron de su boca me hicieron retractarme de mi decisión.
-Parece que tu y Judith ya han arreglado el problema, la verdad estoy feliz porque no terminaste peleada con ella por mi culpa.
La calma de sus palabras y la forma en que las decía mientras sus dedos delgados cogían las figurillas del piso y las colocaban en la cesta eran algo despreocupadas, como si en verdad ella no tratara de fingir que no le importara el hecho de que yo tratara de salvar la relación que había entre Judith y yo, una relación que hasta ahora justo como la relación que mantenía con Mónica solo se podía decir que era de amigas.
-No, no fue ……tu culpa-mire a Mónica quien me devolvió la mirada, una mirada dulce que se me quedo grabada toda esa noche, además de una sonrisa blanca que se dibujo en su boca. Trague un poco e saliva, la situación era propicia a algo que no había planeado y que se volvería espontaneo ya que su cara estaba a escasos centímetros miso y sus labios pintados con el labial rojo carmesí me invitaban a probarlos.
Pude luchar contra esa necesidad y continuar con la labor que estaba tratando de llevar a cabo. Coloque las figurillas en la cesta y termine al mismo tiempo que Mónica, así que nos incorporamos. Tome la cesta de las manos de Mónica y me despedí apresuradamente y quería salir rápido pero ella casi lo impidió cuando al estar en el umbral de la puerta dijo.
-¿Querías besarme?
Me detuve al escucharla, permanecí de espaldas y me mordí los labios, los labios que al alejarse un poco y al momento en que mis oídos habían recibido las palabras de Mónica y que el mensaje se procesaba en mi cabeza indicaron a mis labios que era lo que necesitaba.
-¡¿De donde sacas eso?!-dije dándome la vuelta y riéndome un poco nerviosa-¿Por qué quería besarte?
Ella me miro y no dijo nada referente a la pregunta planteada o a la evasiva a su pregunta que a su vez había contestado con una pregunta.
-La verdad, si tu hubieras querido no me hubiera resistido, ni nada parecido, en si yo quería que ahora tú tomaras la iniciativa, pero……….pero al ver que dudaste me parece que tendré que esperar, y la verdad no me importa-dijo sonriendo de nuevo-y no es que ya me haya dado por vencida ni nada, pero creo que ya sabes que es lo que quieres y por eso estoy dispuesta a compartirte aunque sea por hoy.
Yo asentí con la cabeza y me reí un poco de la ironía de la situación que ahora estaba viviendo, ya que si quería besarla y abrazarla pero sabia que la culpa me invadiría y la conciencia me reclamaría mientras estuviera con Judith, así que opte por la forma en que Mónica manejaba la situación.
-Ve ya, se te hace tarde, te veré en el gimnasio.
-Si, así lo hare, gracias Mónica, ya sabes, por lo que acabas de decir.
-Vete ya, o no seré capaz de controlarme-dijo riéndose nuevamente.
Baje apresurada las escaleras para dirigirme a la entrada donde ya algunas personas estaban entrando. Ivonne estaba parada en la entrada esperándome. A su lado el chico de cabello negro y de aspecto gentil, es decir, el hermano de Ivonne se encontraba ahí.
-¡¿Por qué tardabas demasiado?!-pregunto en un tono molesto.
-Perdona, ahora no es momento, toma esta cesta y yo repartiré de este lado ¿de acuerdo?-nos paramos una a cada lado de la entrada y a las personas que entraban les entregamos las pequeñas figurillas.
-Buenas noches Natalia-dijo Josué acercándose a darme un beso en la mejilla.
-Buenas noches-devolví el saludo de una manera normal, ya que eso era, un hecho normal.
-Te ves bien, no me digas que esperas a alguien y que vendrá a verte, me pondré celoso si es así.
-Emmm, pues……veras…….yo…….
Las palabras no me salieron ya que estaba sorprendida y sobretodo no se si debía tomarlo como un halago de parte del hermano de Ivonne.
-¡Josué, deja de molestar a Natalia!, porque no vas a buscar a Lei y a Alejandra, mientras repartiremos esto.
-¡No te enojes! ¡Solo bromeaba!, aunque –dijo dirigiéndose a mi- espero que podamos bailar por lo menos una pieza Natalia.
Josué se dio vuelta y se echo a andar por el camino de adoquines rojos, yo solo mire como partía mientras Ivonne empezaba con su labor, y de igual manera comencé a repartir las figurillas a las personas que pasaban por ahí. Nuestra labor acabo pronto ya que no hubo muchas personas que asistieron al convivio. Algo me había parecido extraño ya que Franchesca llegaba acompañada; la verdad no me impresionaba que viniera acompañada, lo que si causaba sorpresa era la persona que la acompañaba ya que la chica de tez morena clara y el bastón, es decir, Barenca, la prima de Mónica apareció junto a ella.
Franchesca quien se retasaba a medida que se acercaban a Ivonne y a mi distorsionaba su cara como tratando de decirme que no tenia mas opción. Ivonne se había percatado de esto y estuvo a punto de abrir la boca un poco de mas –como es su costumbre- pero afortunadamente logro captar el sentido.
-¡Buenas noches Natalia! ¿Cómo estas?-dijo Barenca aproximándose a mi para abrazarme.
No tuve mas remedio que aceptar el abrazo de ella y el claro beso en la mejilla muestra de amistad, así que se lo devolví. Ella coloco sus labios cerca de mi oído para pronunciar unas palabras que lograron arrancarme un sonrojo.
-Estas muy linda, pero supongo que eso ya te lo han dicho y creo que Mónica te lo ha de haber dicho hasta ola saciedad, si mi prima no fuera tras de ti creo que no me importaría estar contigo.
Se separo y había logrado inquietarme un poco.
-Deja…deja te coloco un……
-Distintivo….te va a colocar un distintivo-completó Ivonne a mis trémulas palabras- ¿eso es lo que querías decirle Natalia?-me pregunto.
-Si, eso mismo.
-¿Puedo elegirlo?, ya que veo tienes diferentes
Asentí con la cabeza a la petición de Barenca que se volvió a acercar un poco y lo único que la separaba de mi era la cesta y un poco de distancia que había logrado ganar. Ella se apoyo en su bastón y con la mano izquierda cogió uno.
-¡Quiero este!-dijo mirándome con una actitud demasiado convencida-lo tomo de la cesta, lo miro nuevamente y me pregunto- ¿no vas a colocármelo?
Mire la cesta y a Ivonne indicándole con un ademan que la sostuviera mientras yo realizaba la acción para la que estaba, pero se me adelanto y ella tomo la figurilla de la mano de Barenca y la coloco en la solapa de su abrigo.
-¡Listo!, espero que no te moleste que yo lo haya hecho pero Natalia ya termino su trabajo.
Barenca solo miro a Ivonne con cierto recelo, sin embargo solo se limito a sonreír brevemente y a agradecerle lo que labia hecho, después se despidió de nosotras dejando a Franchesca y adelantándose, no sin antes preguntar donde podía encontrar a Mónica, yo le respondí inmediatamente que la encontraría en el gimnasio que es donde estarían todos presentes.
-¿Quién es ella? Y…….. ¿Porque estaba con ella?-pregunto Ivonne quitándose los lentes para tallarse los ojos.
Las preguntas eran dirigidas una para cada una. Franchesca y yo nos miramos. Admirablement6e Franchesca se quedo callada, no discernía bien el porque la pregunta de Ivonne la había cohibido, así que tome la palabra.
-Pues, ella es Barenca…..la prima de Mónica y supongo que esta aquí para ver a su prima. Supongo que vino con Franchesca porque se la ha de haber encontrado.
Ivonne parecía estar en sosiego después de que le di esas parcas respuestas.
Caminamos las tres hacia el gimnasio. En la dirección opuesta caminaban hacia nosotras el hermano de Ivonne, Alejandra, Lei y Vanesa.
Caminamos de regreso hacia el gimnasio donde la música ya se dejaba escuchar, había algunas chicas con sus amigos o novios en la entrada. Al entrar el ambiente era como lo habíamos esperado en una mesa larga cubierta por un mantel blanco de igual tamaño, las bebidas y las botanas, cerca a las gradas el chico que Judith se había encargado de conseguir para la música, globos en el techo, adornaos en las paredes y las luces que jugaron un papel fundamental en el escenario había grupos de compañeras como lo es obvio en ese tipo de juergas. Lei se quedo conmigo esperando a Vanesa y los demás que traían los vasos con naranjada, tome el vaso de mano de Josué quien sonrió de una manera algo coqueta. Pude notar que Alejandra se enojaba ya que Josué era perseguido por alguna que otra compañera del salón que se acercaban a Ivonne para que ella les presentara a su hermano.
Mire por el lugar. Mónica estaba acompañada por su prima Barenca, por Irais quien vestía una falda y zapatillas de color morado con un sweater blanco y el cabello rubio recogido, además estaba la pelirroja cerca de ellas. En la otra esquina y como era normal para mi, se encontraba Judith, se veía tan bien vestida de esa forma, la blusa verde esmeralda y su pantalón de mezclilla negro, ajustado. Se encontraba con sus amigas como era de esperase, la mire brevemente hasta que el codo de Ivonne se estampo sobre mi.
-Viéndola así no te servirá de nada, debes ir con ella.
-Lo se, pero, la verdad no me gustaría ir a interrumpirla, además esta con sus amigas-respondí.
Algunas parejas pasaban a la pista y bailaban al ritmo de la música, me divertía ver bailar a las personas, era un tipo de hobby ya que al no saber bailar era lo único que se podía esperar Leilani se engancho a Vanesa y comenzaron a bailar. Por su parte Josué invito a una de las tantas compañeras que Ivonne le había presentado. Nos sentamos en unas sillas viendo a las parejas danzar y a esperar a que la pieza terminara.
En el transcurso de la melodía, Judith se acerco a mí y se sentó a mi lado.
-Hola, pensé que de nuevo me estas evitando, así que por eso yo vine, no será que no vas a cumplir tu promesa ¿verdad?
Cuando Judith dijo esto tanto Alejandra como Ivonne se levantaron casi imperceptiblemente dejándome con Judith. Yo no sabia que responder, por mi cabeza rondaban algunas respuestas, pero ninguna era tan buena que sirviera como excusa.
-No te estoy evitando, simplemente……no sabia como llegar a hablarte, creo que después de todo siento pena, además de que no quiero pisarte, o de hacerlo mal-Respondí bajando la cabeza y disminuyendo gradualmente la voz.
A pesar de la música y de que mi voz se hacia cada vez mas delgada a medida que respondía, no fue un factor para que Judit escuchara la ultima parte, así que se levanto de la silla y me estiro la mano.
-Bien, ya que se que te da pena; pues vamos a quitarte esa pena. ¡Ven, vamos a bailar!, a menos que en verdad no quieras que te disculpe por lo que paso el lunes.
Mire a Judith, la mano aun estaba estirada, mire a mi alrededor y curiosamente sentí que los ruidos de las platicas de las personas que estaban a nuestro alrededor se acallaba para que el sonido perceptible ahora de mi respiración hiciera gala de su presencia. No era un ruido normal, era agitado, pesado ya que la evocación que las acciones de Judith la hacían aparecer de ese modo. Lentamente mi mano derecha se posaba sobre la mano de Judith y me levante despacio para quedar frente a frente a ella. Caminamos a la pista, una nueva canción empezaba, las luces se empezaron a hacer algo tenues haciendo que la atmosfera fuera ahora dominada por la obscuridad casi en su totalidad, era como el sueño de una princesa, aunque con unas variantes muy interesantes, e4sto unido al nerviosismo que sentía ya que al momento en que coloqué mi mano sobre el hombre de Judith y ella coloco su mano sobre mi cintura incitaron a que mi piel se erizara y que mis ojos solo observaran los de Judith a través de sus anteojos. Los ojos de ella mostraban una expresión de felicidad.
-Judith, nos están observando-le dije algo apenada.
-Si, lo se. Tú ignóralos, solo préstame atención a mi, y a nadie mas.
Ese alguien mas era evidente que no lo había dicho con respecto a la gente que también nos rodeaba en la pista y que si nos observaba, si no mas bien iba dirigido para Mónica a quien perdió de vista apenas empezó la pieza que prometí bailar con Judith. El estar junto a ella desencadenaba una reacción única en el latir de mi corazón, ya que sentía como se acompasaba a los pasos que dábamos.
La pieza termino y todos aplaudieron además de unos comportamientos bastante masculinos por parte de Ivonne quien comenzó a silbar al termino de la canción, a pesar del momento casi vergonzoso que yo sentí pasar frente a la mayoría de las alumnas y compañeras del salón me pareció que la ovación indicaba que había salido bien, como había dicho me sentía muy apenada, sin embargo Judith no me dio tiempo para gozar este sentimiento, ya que tomo mi mano y me halo con ella hacia afuera. Nos detuvimos en las escaleras.
-¡¿Oye, porque hemos salido así?!-pregunte.
La mano de Judith no me soltaba a pesar de mi reclamo.
-Yo……yo estoy muy feliz de que estés conmigo. Sabes aunque trato muchas veces de ocultar mis pensamientos, mi sentimientos para ti son como un libro abierto, eso es lo que me molesta a veces, la manera en que finges que no te importa me desespera y hace que te quisiera agarrar solo para mi, pero se que no puedo hacerlo a pesar de que lo he querido. Tus ojos me dicen que quieres ser querida por alguien-dijo dándose la vuelta y tocándome el cabello-y yo quiero hacerlo, yo quiero ser la persona especial para ti. Creo que jamás llegaría a necesitar a alguien como a ti y debes saber que ese afecto es fastidioso, es fastidioso cuando sabes que la persona que tú añoras piensa en otra y no eres correspondida. Tu querías que te disculpara por lo que ocurrió el lunes con Mónica, y yo tengo palabra, así que quedamos a mano, en si, no puedo enojarme contigo, simplemente y no me preguntes el porque, no puedo.
Las palabras de Judith, llenas de nostalgia me hicieron abrazarla y hacer que su cara se posara en mi hombro.
-Dime una cosa Natalia. ¿Esta mal que yo ye quiera tanto? ¿Me odias por quererte tanto?
-No, no esta mal que lo hagas, y no podría odiarte aunque me lo pidieras-respondí.
La situación era algo incomoda, pero parecía necesaria, no para mi precisamente, pero si para ella quien tenia que ordenar sus pensamientos, algo de lo cual no debería hablar ampliamente ya que el estar en medio de ese triangulo amoroso que cada vez se cerraba mas a tal grado que a veces era sofocante.
-Natalia…….
-Dime-respondí insegura de lo que escucharía.
-Te quiero.
-Lo se.
Estas frases se repitieron algunas veces más y concluyeron o me parecieron que concluían en el llanto de Judith quien no quiso darme la cara cuando se despego de mi hombro. Era débil ante tal muestra de entrega y sobretodo lo que ella hacia. No sabía quien de las dos seria esa persona especial, pero de esa experiencia pude rescatar el hecho de que las quería, y sobretodo aprendí a aceptarme, tal vez lo hice de una manera extraña, pero esas cosas son las que me agradaba descubrir día a día.
Judith y yo permanecimos juntas un poco mas de tiempo hasta que Brenda salió del gimnasio y le llamo para que cerrara la actividad. Ella entro y yo me quede afuera junto a Brenda quien antes de volver a la parte de adentro me dijo.
-No quiero que las lastimes, a ninguna de las dos, solo quiero que sepas eso.
Asentí con la cabeza y le sonreí. Creí que me arrepentiría y obtendría de ella una mirada de despreocupación y de molestia, pero esa noche Brenda me demostró que puede sentir como cualquiera. Me devolvió la sonrisa y me deseo un feliz fin de semana.
Pero muy en mi interior sabia que lo complicado de esta situación se presentaría, no sabia de que modo, pero por ahora podía abrazar la verdad de que mi mano izquierda sujetara a Mónica y la mano derecha a Judith, para que las tres descubriéramos la verdad, la verdad de necesitar y de querer, y en un futuro tal vez no lejano, una de las manos tenia que dejar ir lo que sujetaba, la pregunta era ¿cual mano lo haría primero? Ya que ambas sujetaban a lo que sujetaban con fuerza imponiéndose no dejarla ir a como diera lugar.
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