Lida, amaba su tierra colorada, su lejano pais de naranjas , campesinos pobres e historias interminables.
A los 14 sus hermanos mas grandes se habian ido a luchar por la revolucion, corria el año 47 en Paraguay, eran todos panaderos y anarquistas, siempre lo conto con orgullo.
En ese tiempo tambien una bala del ejercito le habia rozado la rodilla mientras corria a juntar unos zapallos del patio del abuelo Angel, como no habia antibioticos se lo curaron con una pasta casera hecha a base de tela de arañas. Siempre me parecieron increibles las extrañas pocimas que nombraban en el Paraguay, o la costumbre de tomar caña con ruda cada 1 de agosto, caminar sobre las brasas o empujar el Toro Candil.. Tambien nos dijo que se improviso una calle para tirar cadaveres en una fosa comun, despues que vino Stroessner al gobierno, y en esa misma calle entre las 4 y las 6 de la madrugada se veian los fantasmas de las personas caminar sin rumbo.
Mas tarde con las tias Eudorina, Amelia y Delia cruzaron la frontera para trabajar en las casas de los ricos, porque las mucamas paraguayas eran muy pedidas, (aca tuvo que llamarse Lidia porque el señor de la frontera le anoto mal el nombre) y la idea de venir a la Argentina la lleno de sueños y promesas.
Para cuando naci, ya habia comprendido que su vida estaria detras de baldes y harina para amasar el pan, siempre soporto con gran lentitud y con firmeza cualquier catastrofe que se avecinaba, nunca le temblo el pulso, ni las manos, tenia en los ojos la extraña estoicidad del campesinado paraguayo, acostumbrado al dolor y al frio invierno o al calor insoportable de sus pueblos.
"Colmillo Blanco" de Jack London fue el primer libro que me regalo y me dijo, "leelo y nunca pares de leer y leer, sino queres terminar detras de baldes como yo"...
Como siempre odio los velorios, no tendria uno propio, esa extraña costumbre de adorar la muerte siempre le parecio que no tenia ningun sentido, quizas harta ya de los entierros en Paraguay con novenas y lloronas y fotos de los muertos alumbrando el album familiar, velorios interminables con reparto de chipas a los niños de los barrios. "Exponer un muerto y que pase la gente y lo toque!!"
En sus ultimas semanas tuvo que soportar una fuerte enfermedad que la dejo sin fuerzas, pero aun asi, nunca lloro, ni se desespero ni se lamento de su suerte, miro de frente cada hora y cada momento, con la dignidad que conservan las trabajadoras que nunca agachan la cabeza.
Murio, con la fuerza propia y la altura de madre de una revolucionaria.
En su tumba hay un poco de tierra colorada que trajo de su ultimo viaje, eso le hubiera gustado saber que tendria cerca, como odiaba profundamente los lujos y las demostraciones, ese sencillo adios fue suficiente.
Como habia humedad, la tierra se hundia sin parar y el sol empezaba alumbrar la tarde, despues de tanta lluvia en el Oeste de Buenos Aires.
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