Antes que después seremos aire en otros pulmones, erigidos como ruinas del mausoleo, cristales rotos por todo legado de lo que fuimos.
La memoria de tu pulso, la memoria... díscola y traicionera, te borrará y te traerá con la marea. Donde cada ola será una dentellada de vacío. Donde el mar se tragará el registro de tus besos. Donde los relojes parados ni andan ni se marchitan.
Y para entonces, si es que llega, habrán pasado demasiadas lunas, desde que no las cuento.