Comencé a buscar tu imagen al final de los cristales, entre recuerdos furtivos, besos infinitos, que me hacían llorar. Lagos de tonos oscuros mezclados con una niebla espesa y distante ocultaban sombras desertoras, esperando el momento de huir.

Entre el pantano, había flores de metal, desesperadas giraban en su eje buscando al sol, para fundirse con su calor, evaporadas subían hasta el cielo soltando carcajadas, lastimando mis sentidos.

Todo este paisaje extraño me enseñara el secreto de la alquimia y cuando logre transformar toda la filosofía en poesía el viento le llevara mis letras, y tal vez, solo así logres comprender el mensaje que las aves te escriben con su vuelo…

Hoy mi locura llego más serena, cuando atravesó el umbral de mi puerta, se sentó junto a mí, me sonrío; -las voces no te gritaran mas, ya no habrá llantos, te ayudare a digerir todo este infierno, la tierra se abrirá a recibirte y todo ese abismo, ese vértigo que hoy sientes por su ausencia no volverá a molestarte jamás, y partiremos tranquilos, tomados de la mano.-

Mientras, las flores regresaban a la tierra, caían con las lluvias, en forma de esferas, al tocarlas se deshacían entre mis dedos sintiendo el frio del metal, y esa mezcla de dolor y odio se podía sentir en aquella tarde, entre los coágulos de mi sangre amarilla.

Mira ve como todo mi mundo se transforma cuando tú te vas, me prometiste que no habría más llantos y hoy no he parado de llorar…

No hay viento que sople ni luna que me consuele, el ambiente estacionado cálido, chocante, sofocante como el vaho de un dragón derrotado me dice que no volverás, que te perderé entre dunas traicioneras, que te beberán hasta consumirte, tus alas multicolor se confundirán con el aire y te recordare cuando el agua dibuje con sus yemas en el firmamento arcoíris imprecisos…