Ahogando su torso desnudo
con cálidos perfumes
una damisela casquivana
de libre profesión,
despide fugaces fragancias
e inunda con aromas baratos
la vecindad de aquel burdel
donde se gana la vida
al menos honradamente.
Por entre claros resquicios
se cuelan hálitos ondeantes
que impregnan el ambiente
en la media noche morena.
Desde el vestíbulo
corren ligeros los olores
cruzan el angosto zaguán
y llegan al salón de espera
donde ansiosa la concurrencia
intentará festejar intensamente
otro noche de fantasías
Texto agregado el 30-06-2004, y leído por 141
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