TIEMPO DE CEREZAS
Y llego mi tiempo igual que le llega el tiempo al madurar de las cerezas cuando brotan como sangre de un granate intenso entre las copas de los arboles ,justo cuando las cumbres se desprenden de las ultimas nieves y otro blanco puro inunda las colinas con los cerezos ya en flor.
Le esperaba desde siempre .Le había buscado en todos los sentidos de la vida, en todas las estaciones de año y fue casi al final de una primavera , cuando como una golondrina anunció su llegada.
Asomarme al balcón de sus ojos era mi primer propósito. Encontrar su mirada con la mía, buscando entre sus pupilas, las palabras qué se me habían quedado grabadas y que me había repetido tantas veces con su aterciopelado tono de voz.
Su voz…… sin duda .inigualable para mi … …cálida y profunda ,….…cameladora, pausada, pero sobre todo y aunque él parecía no saberlo……llena de paz y tremendamente sensual.
Besar, sus labios, que me imaginaba sedientos al igual que los míos, para después buscar su calor, enredada en el tronco de su cuerpo, aprisionada por sus brazos, como potentes ramas que me protegieran y me aislaran de la realidad Y una vez allí….perdida en su paisaje, comenzar a abrir la maleta de mis sueños y abandonarme….
Cerré los ojos deseando que el tiempo pasara muy deprisa hasta ese día.
Para cuando los abrí, estaba cruzando el vestíbulo del viejo hotel donde me esperaba.
Situado estratégicamente, para verme llegar sin ser visto, observaba cada uno de mis movimientos, sin que yo pudiera darme cuenta.
El mundo se me hizo eterno hasta qué decidió de una sutil manera, llamar mi atención.
No sé si fueron mis piernas o fue mi corazón los que en ese momento se pusieron de acuerdo para hacerme llegar más deprisa hacia su cuerpo y abrazarle. Le besé con pasión y el nerviosismo propio de alguien que lleva mucho tiempo esperando ese momento.
Aun hoy mi piel se eriza al recordar su contacto y sentirle temblar entre mis brazos, mientras miles de mariposas revoloteaban alborozadas por mi estomago, donde al parecer habían decidido celebrar un gran festín justo en ese momento.
Me embarga la emoción, al recordar paso a paso todo lo acontecido después.
todo era mágico, todo se sucedía sin prisas ,pero con pasión., con cautela pero sin miedos dejando que los sentimientos hablaran, fundiéndose los cuerpos en uno solo, sudando ansias desmedidas y despegando las alas para volar al país que nos habíamos inventado y dar el paseo por las nubes que tantas veces nos habíamos prometido.
Volé con él…si…….y sé que el voló conmigo ,debo confesar que me hubiera gustado no aterrizar nunca, quedármelo para siempre. Con los brazos extendidos apreté sus manos contra las mías hasta sentir dolor, para que no se fuera, .sentí envidia de los ángeles, no quería bajar de aquel cielo inmensamente azul, donde me encontraba. Pero mis alas eran solo prestadas por un tiempo, el justo para que los dos, no nos estrepitaríamos sin remedio contra el suelo.
Cuando regrese a tierra firme me di cuenta ,que no solo me dolían las manos de agarrarle ,me dolía mucho mas fuerte algo por dentro ,una herida abierta ,que sin llegar a verse ,te desangra y te recuerda que el amor duele ...duele sin ser enfermedad .. no pueden ponerse puntos de sutura....ni hay remedio contra la fiebre que te produce.
El único antídoto que existe es ser correspondido por quien amas, que te acaricie y que sus besos te den aire renovado cada día , estar a gusto a su lado y echarle de menos cuando está lejano...o sencillamente escuchar su voz filtrándose por todos y cada uno de los sentidos, en la distancia.
Verle partir, me recuerda a uno de los momentos más amargos de mi vida, me había traído con su llegada el universo entero, cuando se fue…. lo que se llevaba me dejó tan vacía qué hizo al universo diminuto. Aun así valió la pena, aún así fue tan intenso qué pagar ahora la condena de no tenerle me parece un precio justo, volvería a pagarla con gusto una y mil veces. Al menos se qué mi pasión por él no estaba equivocada, aposté fuerte en el juego y no me ha defraudado. Resultó lo qué esperaba desde que le conocí, lo qué ni yo misma sabía qué existía ,quizá por eso aún duele más perderle.
Tal vez algún día pueda robarle a la vida sin qué se dé cuenta, otro momento de felicidad, pequeños retazos de pinceladas de color en el claro oscuro de mi existencia. Nada es eterno, pero sé que también nada es imposible...
La llama sigue viva, mi corazón arde, como arden mis deseos de volver a verle ,como arde mi cuerpo suplicando el suyo y como espero con ansias un nuevo tiempo …mi tiempo de cerezas.
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