Acaecí como sombra en el olvido, en el infame momento de un sentir en silencio y sin alma. Miré con el pensamiento a la luna blanca dejando en pausa mi verso, al despojarse de cuerpo la palabra. Apagué la luz de los ojos con un soplido; Y nunca más recordé el camino de vuelta a casa. Porque siempre será ausencia cuando se permanece eterno sean por cien mil inviernos, o por siempre, a un segundo de distancia.
Texto agregado el 11-06-2010, y leído por 454 visitantes. (14 votos)