Llueve, con un cigarro sumerjo mis pensamientos en acuáticas metáforas. El agua cae tras las palmeras y estas no son idílica flora de playa, sino edificios de cemento que levantan su monstruosa estructura tapando el poco sol que queda tras las gutas de agua.
Muere el ajetreo de la calle, se desvanece lentamente tras miradas al cielo que no buscan ni piden, tan solo observan como un día de pleno sol se... ¿estropea?
Un perrillo busca refugio bajo un coche, los pájaros han anidado en los árboles y de pronto todo es calma, quietud, ritmo de lluvia, ceremonia de tardes de domingo que llegan un jueves cualquiera y no estoy solo, la sombra del humo del cigarro dibuja rocambolescas formas en la pared; mi mundo reducido a una ventana, mi imaginación limitada a un juego de luces y sombras... tan sombrío, lo que ayer era risa, hoy es algo de rabia y no me importa, tan solo me transforma sin que pueda decir que no, sin que pueda dar mi opinión, acto ilícito de contradicción, siendo yo; me vuelvo menos yo.
Recuerdo una canción: "lástima que no estuvieras para ver el cuerpo que me dio Dios" este cuerpo que te anhela y te siente en la lejanía, que se consume poco a poco como este cigarro que ya yace, abajo, en la carretera mojada por la lluvia de domingo que vino un jueves cualquiera. Este cuerpo que se extingue tras el paso de estos días que ahora llegan a su clímax con esta lluvia pasajera. Este cuerpo que te seguirá esperando cuando, como la lluvia, todo pase.
"Este cuerpo que me dio Dios"
Lastima que no estuvieras para ver el cuerpo que me dio Dios ----> fragmento de "Pedrá" de Exremoduro
Jerez, 10 de Junio de 2010 |