El calentador eléctrico se detuvo.
Preparo un té
para ese rayo en la madera
que me acompaña.
No hay nada de bondad en esto.
El calentador eléctrico se detuvo.

Lo sé, y con cruel elocuencia
mi cuarto a penas comentá:
Para que lo hiciste.
Yo respondo:
Me obligaron a casarme con la soledad
y con todo este ruido.
Es este piso , doblado por el peso del destierro
mi testigo.

Fuí obligado a fundirme con la mañana.
Cuya única razón de existir
son los dos minutos a solas
que puede tener con la tarde.
Todo para preguntar
si ha recibido noticias de la noche
acerca de esa estrella de tres puntas
que perdió.

La tarde es larga
como el tiempo que transcurre
mientras piensa su respuesta.
Sabe que la noche murió en un pueblo de provincia hace años, pero es correcto el silencio.

Y así es, mañana y yo.
Ésta , que sigue esperando de pie
por que algún día
la noche le mande un mensaje
con noticias acerca
de su estrella de tres puntas.

El calentador eléctrico se detuvo.