Estorbada la mente del posible creyente,
en historias superfluas de poca mente,
en un mundo sin mayor intención,
que alcanzar la pura excitación.
Espíritu hambriento de lo intangible,
ahogado, en hierros en venta, te tienen,
alma pobre desgraciada invisible,
la mente, por oro nublada, te miente.
Lo aseguro, y de seguro lo pierdo,
que con el ser humano no hay acierto,
libre, emocional, pasional sujeto,
que se mueve en su propio ruedo.
Lo acierto, y cómo cierto lo siento,
que el hombre perdido se siente
confuso y difuso anda por su viento,
buscando una vida sin miedo |