La copa del árbol ladea
Y comienza a girar.
Sorprende a unos pájaros remeros
Que en misteriosa fortuna
Se arrinconan al vuelo.
El fauno sorprendido
Se acerca al misterio,
Y rauda
La duda acaricia su pecho.
Algunos traman migrar
Lejos de la orbita funesta,
Siguiendo la huella
Invisible de sus padres.
En el octavo cielo
De espíritus triunfantes
Los fulgores suben
Visibles a la gracia eterna,
Donde las dudas no existen
Junto a los coros angelicales
Y es paz anidar, todos
En fronda de laureles
Echados al filo crepuscular.
Texto agregado el 09-06-2010, y leído por 120
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
09-06-2010
Que precioso!!!!****** nanajua
09-06-2010
exelente!!!!!!!!!!!!!!!!! yo-soy-asi1
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