Descontrol al momento de sentir el frío del invierno.
Cuando comienzo en el temple de mí emocionante y delirante calma, a pensar en ti.
El color se me sube, mi aliento desvaría y empieza con nostalgia única el clamor de tu recuerdo.
Memento de un tiempo en el que soñé la mirada de tu fino ojo,
contemplando día a día, mi corazón, mi rostro, mis besos, no sé de todo...
y yo levantándome semi consciente, para entrar en otro sueño,
el que involucraba tu mirada y tu realidad, me hacia ser feliz,
escribir, y soñar, vivir en la soledad de un acompañamiento eterno. Sin embargo...
como todo día, la luz al termino de su muerte, contempla la desgracia de un oscuro pesar.
Y lo bello, se vuelve opaco, los recuerdos en descontrol...
y tus ojos en vidrios rotos, que miran a otro mirar, otro corazón,
y yo me levanto consciente, y la bofetada de la realidad me recibe alegre
ante la delirante sospecha de una pesadilla, de la cual quiero despertar. Sin embargo
tus faros, tus caminos y tu... son parte de una realidad pasada, de mí sueño y vida.
Eres... como decirlo... una fotografía, una radiografía de mí corazón,
al cual ya se le acabo el tratamiento y cicatrizo en un punto único de dolor absoluto.
Mas ya no sé como flagelar un cariño de nuevo y vivir de la angustia de una realidad amorosa,
pedir una receta de amor, y volver a sentir tus labios, paracetamoles de mi fiebre,
cotrimazoles de mi amor, y mi esperanza viva.
Que dada la circunstancia en la que vivo, te debo confesar... muero, viviendo.
|