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Cuando el Ministro del Interior se levantó de su lecho, revisó una vez más su agenda, llamó a su empleada y le pidió que le preparara un desayuno liviano.
Iván, un desocupado, continuaba durmiendo y soñando con los retazos de su existencia pegoteados con otros para armar una trama surrealista.
El Ministro ya viajaba en su automóvil oficial cuando Iván pegó un ronquido que lo despertó. Después, continuó durmiendo.

Cuando Iván abrió uno de sus ojos, el Ministro ya había firmado tres importantes proyectos y se disponía a salir a una junta matutina con los demás ministros.
Y ya en la reunión, el Ministro expuso sus ideas y recibió buenos comentarios por ello. Iván, entretanto, bostezaba.

A las once de la mañana, el ministro se reunió con los periodistas para hacer una declaración. Iván, a esa misma hora, buscaba a tientas una de sus pantuflas bajo su cama. Y más tarde, mientras desayunaba un sándwich de marraqueta con jamón y una taza de café, miraba las noticias en la TV. El Ministro se dirigía a una provincia cercana para constatar la situación de la gente de la zona.

Cuando Iván abrió una puerta y notó que el día estaba frío, se arrebujó de nuevo en su lecho, durmiéndose en seguida. En ese mismo instante, El Ministro evaluaba las condiciones sanitarias de una vivienda social.

A las doce del día, mientras el Ministro almorzaba con el Intendente de esa zona, Iván soñaba que era millonario.

A las tres de la tarde, el sol asomó uno de sus tentáculos dorados entre las nubes y eso fue un acicate para Iván, quien se levantó y sacando una cerveza de su refrigerador, se la bebió sediento. Luego, encendió la TV y se dispuso a disfrutar una telenovela.

A las siete de la tarde, el Ministro iniciaba una reunión con el Sindicato Maderero, mientras Iván conversaba con su novia vía celular. A las ocho, el Ministro asistía a una misa por el eterno descanso de un antiguo profesor. Iván aún no despertaba de una siesta vespertina.

Pasadas las ocho de la noche, el Ministro se dirigió a una localidad cercana para contactarse con las mujeres. Se instalaría una fábrica y se necesitaría mucha mano de obra, especialmente femenina. Iván, se aprestaba a enmantequillar una tostada.


A las nueve, el noticiario central desplegaba la información del día. El Ministro respondía algunas preguntas al periodista entrevistador. A esa hora, Iván se disponía a levantarse.

A las diez, el Ministro asistía a una reunión extraordinaria con el Presidente de la República, se tomarían importantes medidas para luchar contra la delincuencia. Iván aguardaba en una esquina.

A las doce, el Ministro regresaba recién a su hogar. Todavía debería revisar la agenda para el día siguiente y redactar un par de documentos. Iván, bailaba desenfrenadamente en una discoteca.
A las tres de la mañana, el Ministro roncaba, aunque el suyo era un sueño intranquilo.
A esa misma hora, Iván se envanecía de lo mucho que había hecho en ese día…











Texto agregado el 08-06-2010, y leído por 230 visitantes. (0 votos)


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