EL TÚNEL


Cada paso que daba le hacía presagiar que se acercaba al final de sus días, pero aún así decidió que prendería fuego a la habitación, hoy se acabaría su sufrimiento, no había ya nada por qué luchar, cuando tocaron la puerta se trataba de ella, la había estado esperando. Al ver sus ojos una extraña razón lo invadió, aún quería su vida, aún amaba la sensación que le daba estar junto a ella, aunque ella no era perfecta ella le daba al menos segundos de felicidad, por un momento pensó que moriría junto a ella, al diablo todo, nos matamos los dos, pensó. Pero ella no quería morir, ella amaba su vida, amaba el cielo azul, amaba las gotas de agua caer sobre su cabeza, las tardes de sol, le encantaba escuchar música mientras nadaba en ese océano azul e infinito, pero también lo amaba a él. Ella quiso salir de la habitación, pero el ya no la soltó, los dos se fusionaron en la habitación, hicieron el amor con locura, durante toda la noche, por algún instante fueron muy felices, contemplaron sus cuerpos desnudos sobre la cama, e inmediatamente entre las sabanas él recordó la primera vez que la vio entrar al salón de clases de idiomas, ella por su parte recordó la primera vez que lo vio en una discoteca terriblemente ebrio mientras se le acercaba tambaleando para decirle que la amaba. Ambos rieron casi simultáneamente mientras el acto de contemplación mutua era perfecta, de pronto él sintió miedo de perderla, le apretó fuertemente la mano, ella sintió que si lo dejaba solo él se suicidaría, él se arrodilló sobre el piso levantó la alfombra que recubría el mismo y empezó a golpear con su puño el entablado de madera, hasta que sus puños empezaron a sangrar. Al percatarse de este sangrado, fue tras un pico y empezó a romper la zona que minutos antes golpeaba, ella lo miraba en silencio mientras chupaba con sus labios la herida que se había causado. Él por su parte empezó a cavar esta vez con una pala, ella mientras tanto iluminaba con una linterna las profundidades de la especie de túnel que ya se formaba, él fue cavando cada vez más profundamente, ella ya no tenía necesidad de iluminarlo con la linterna, ya estaba amaneciendo, poco a poco la cabeza de él fue desapareciendo, pero la tierra aún brotaba de las profundidades del túnel, de pronto un grito desesperado paralizó la reacción de la joven, el chico misteriosamente había desaparecido en la profundidades del túnel, ella lo llamaba por su nombre pero ninguna respuesta alentadora aparecía. Cuando de pronto el empezó a llamarla pidiendo auxilio, ella sentía miedo pero por el amor que a ambos embargaba ella decidió adentrarse en las profundidades del túnel acudiendo a su rescate, y mientras descendía pensaba en lo extraordinario que era su amado, quien en un par de horas había cavado tantos metros de profundidad con tanta facilidad, cuando de pronto resbaló y cayó, mientras gritaba, presa de la desesperación y el pánico, mientras restos de esqueletos y cráneos calcinados rosaban sus extremidades desnudas.

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La puerta de la habitación se abrió, la chica sintió unos pasos , era las de su amado, éste había retornado a la habitación a través de un pasaje de subida con una cajetilla de cigarros y una de cerillos en las manos, inmediatamente abrió el galón de combustible vertió su contenido dentro del túnel, ella ahora permanecía adentro del túnel mientras el combustible bañaba sus cabellos y ropa, inmediatamente empezó a gritar y propinar insultos contra el joven, fue en esos instantes que pudo percatarse que dicho túnel había sido mucho tiempo antes perforado sagazmente por su amado y recubierto con arenilla, eso explicaba como en cuestión de horas el agujero había alcanzado dicha profundidad y explicaba como el mismo conducía a una especie de madriguera perfecta cuya única puerta de salida hacia la superficie había sido clausurada por el chico antes de regresar a la habitación.
Luego de unos instantes el túnel empezó a arder y los gritos de desesperación de ella fueron menguando con cada segundo que transcurría, varias horas más tarde él derramó varias cubetas de agua en las profundidades del túnel a fin de mitigar el fuego, posteriormente recubrió nuevamente con un par de cubetas de arenilla el orificio y colocó un par de maderas sobre la superficie disimulando la ruptura del entablado, finalmente procedió a recubrirlo con la alfombra granate de la habitación.
Ella ahora descansaba en paz.
Otra que lo había amado en demasía, otra que lo había liberado del suicidio.