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SUEÑO UN SUEÑO

Hay mañanas amanecidas más temprano, con un retal de penas que sobran del día anterior: mañanas que se deslizan lentas, pesadas, frías, hasta encontrarse con tardes cansinas de inmensas soledades y noches que nos sorprenden solos, llenos de tedio, con un miedo cerval que nos aniquila.

Noches de oscuros acechos, noches de amenazadores presagios noches que se gastan mirando al cielo, mirando al mar, sintiendo que somos y no somos nada, sintiendo el dolor de estar vivos, temiendo a la muerte temiendo a la vida, queriendo huir en larga travesía para perdernos en un mar ignoto… y soñar…y soñar. Soñar evasión fácil, solución sencilla, embriaguez de incoherencias para disipar el dolor, la tristeza y la soledad.

Soñar ponerle alas trasparentes y ligeras a la fantasía, soñar pretexto para romper por un instante eterno las cadenas de la razón, soñar flotar leve en el espacio misterioso que separa el mundo de las formas del mundo de la nada; un limbo de visiones maravillosas y extrañas, un instante de luz y sombra para mirar hacia el infinito abismo del universo.

Sueño y me siento náufrago, consultando oráculos vacíos flotando sin rumbo en un mar inmenso de sofismas y de dudas. Sombríos temores dormidos en el fondo de mi ser despiertan y lentamente van saliendo en busca de apoderarse de mis sueños.

Pronto me veo en el centro de una caravana de grotescos fantasmas insomnes que danzan frenéticamente a mi alrededor, gruñendo con bramidos de animal enorme y feroz, hundiendo sus afiladas uñas, desagarrado mis entrañas aquí están mis yerros, mis miedos, mis postergaciones, mis derrotas, mis humanas miserias y todas mis culpas, vestidas de harapos, con sus esqueléticos cuerpos pútridos, reptando y haciendo horrorosas contorsiones. Aquí está la muerte con sus negros y funestos abalorios bebiendo la esencia de mi vida de mi estirpe, sorbiéndose hasta mis raíces. Aquí está la orate locura, sonriéndome sarcástica y complacida, acercándoseme en cada vez más estrechos círculos sonoros y estridentes que hieren mi razón.

Todos mis errores están aquí con forma de formas informes y deformes, lúgubres y gigantescas que trituran despiadadamente mis mejores anhelos y esperanzas, mis alegrías y ternuras, anulando mis luchas y libertades, sembrando de escombros mi vida.
Se alzan coros de voces ebrias que reclaman con furia mi existencia: la muerte y la nada tiñen en mi sangre sus banderas y las enarbolan demencialmente jubilosas.

En esta pesadilla de sueños estoy dolorosamente angustiada no se quien soy: floto a la deriva en la inmensidad del infinito como fragmento desgarrado del cosmos llegó el fin, el naufragio definitivo perdí el norte, mi guía, y no sé cuál será mi suerte; combato sin fuerzas entre gigantescos fantasmas voraces y asesinos.
Siento escalofríos que, como látigo, recorren mis carnes ateridas. El cadalso pende sobre mi destino; he quedado vacía, sin esencia.

Los demonios de mi sueño han consumido todo, todo lo que había en mí de humano y de divino. La inconciencia de mis errores me produce horror y me empuja a cometer más y más errores.

El horror me confunde produciéndome un vértigo embriagador de fascinación inexplicable y contradictoria que me atrae, y caigo en el sopor de un profundo sueño.

Entonces mi ser se desdobla en vida y muerte que luchan. Siento mi debilidad y me seduce el deseo de capitular, de caer, de llegar hasta abajo, de tocar fondo y aún más abajo y profundo que lo más profundo.

En este confuso laberinto hay gemidos, maldiciones, y carcajadas histéricas, expresión de un estúpido entusiasmo.

Grito por mi libertad y me prefiero esclava: busco en el inmenso mar mi faro de luz y su luz me fascina y me pierdo ciega en las tinieblas de mi desesperación.

Mis pies se hunden en nebulosos pantanos de dudas y desesperación; mis manos se crispan vacías, las sienes me laten con espantosa violencia, mis pupilas se obscurecen, siento los estertores de la muerte, y de mi pecho se escapa un grito de pavor que retumba como huracán en el horizonte negro de un sheol eterno. Tambaleando y sin sentido caigo de bruces sobre la arena…

Transcurre el tiempo perezoso y sin fin, se hace el silencio como queriendo extenderse por toda la eternidad…

Un céfiro blando llega hasta mi despojo y esparce un claro y suave rumor: ¡despierta ¡ ¡levántate¡ Entones lloran mis ojos, porque todo mi ser llora y la esperanza resucita, y resucita la vida y se ilumina; me aferro a mi salvación.

Salgo de aquel confuso desconcierto hacia un mar tranquilo que produce en mi espíritu un inmenso sosiego, mi combate interior se hace calma pero aún no es plenitud, mi angustia existencial aún me duele, pero a la vez me redime, me abre caminos, me impone desafíos, me prepara a luchar para vencer
Aún tengo miedo, mucho miedo: y de tanto tener miedo huyo del miedo y sueño en el ensueño de nunca morir Recupero fuerzas y me defiendo asustada pero decidida; busco afanosa mi libertad, la salida, y surjo desde mis sombras con las manos llenas de esperanza y de fe, que las guardo por toda la eternidad junto a mi corazón para ser libre, ¡libre! del dolor y de la muerte.

El sueño, la realidad y mis deseos se mezclan, se entrelazan y se confunden y nuevamente sueño. Me sueño polvo de estrellas transparente y etérea, sin generación y sin tiempo tan frágil pero eterna. Me sueño en el horizonte como astro de luminosa estela que describe un camino en el cielo como espíritu errante y sin nombre, caminando por los siglos dejando mis huellas Me sueño invisible pero cierta, libre para vivir eternamente y ser promesa sin hoy y sin mañana despojándome para siempre de la soledad del miedo y de la tristeza.

Sueño con volver a lo íntimo de mí ser, tomar mi vida con mis propias manos y abrir las puertas celestes de mi alma para mirar con ojos trasparentes hacia los insondables aposentos de mi misterio. Porque Yo sé que hay en mi vida herencia de vidas pasadas de vidas lejanas que aguardan por mi durante siglos…¡ y no las conozco!.

En mi sueño iré en su búsqueda. De rodillas, en silencio, con el alma limpia de cualquier banal empeño: emprenderé el viaje hacia mi misma, cruzaré el firmamento de mi esencia en raudo vuelo como meteoro que se desprende del cielo. Iré sola, irremediablemente sola, porque hay pesares y alegrías que solo mi corazón lo sabe, porque nadie puede intentar tomar la luz y las sombras por mi. ¡Nadie solo Yo misma!

Sueño ser eterna para amar y sembrarme en generaciones nuevas, germinar para florecer perpetua, ser eterna porque he sido amada con la candidez y la mansedumbre de las gaviotas que se cobijan bajo el tibio calor de un nido y la locura y la sordidez del mar que se hace pedazos en los acantilados y sigue siendo mar intensamente azúl, inconmensurable, desconocido y puro

Voy a robarle a la vida las secretas andanzas de este sueño para romper distancias, para descifrar enigmas, para buscar el alfa y el omega del universo, para abandonarme sobre las olas y perderme mar adentro, para soltar amarras y dejar que las inquietas olas enchumben mi destino hacia lo eterno y desconocido, y cuando me extrañes volver ligera a tu playa, caminando sobre el agua en el oleaje transparente de los sueños volver silenciosa, transida del aroma del mar, arribar a tu orilla para anclar mi corazón empavesado, en tu ternura para besarte el alma en tus noches de nostalgia y tú marinero gitano, amado sin tiempo y sin nombre, hacedor de formas colores, canto y poesía, presentirás mi llegada en la espuma de las olas y en el canto de las aves tempraneras.

Viajemos uno en la dimensión del sueño: suelta el timón de tu barca, arroja tu brújula al mar boguemos sin rumbo sin faro y sin estrella, sintiéndonos mas leves que la espuma, tan inmensos como el mar, hagamos de nuestra prisión la posada de la libertad, seamos por mil lunas pasajeros de un navío de sueños que lleva en su proa guirnaldas de soles ardientes que calientan nuestro lecho de corales al son de dulcísimas barcarolas.

Ven junto a mis soledades y en un instante azul descúbreme tu misterio de vidas lejanas en donde fuiste luz, fuiste vida esencia de fe, recuerdo del cielo, espíritu inmortal unido a mi destino. Ven; deja que tus manos, promesas de placer profano y puro, acaricien mi deseo. Acércate a mi, bebe la pasión de mi boca que te espera con eternidad de besos, toca mi cuerpo que tiembla con ansias que crecen con locos y desesperados desvaríos como flama ardiente de instintos y ternuras. Ven dame tus sentidos, puéblame de gozo, cruza la abismal distancia de los mares, acércate a mis sueños, anula las distancias para que nuestros cuerpos se estrechen en delirante confusión. Deja que crezcan tus ansias para que mis ansias desmayen y se rindan ante la fuerza seminal de tus latidos… desnudos los cuerpos… fundidas las sombras…asidos del alma, redimidos y eternos; brotaremos nuevos en los que por nosotros vendrán, sintiéndome surco, sintiéndome siembra de secretos, de misterio y maravilla. Voy en tus sueños, voy en tu esencia liviana como el viento, tan vital y tan pura como el agua, tan hermosa como la vida, frívola y mística, plena de gozo. Extasiada de amor brindo por mis bodas de sueño en este momento fugaz y eterno de madreperlas, espumas, olas y mar. Alzo mi copa de vino nuevo, levanto mi mano y toco una estrella y torno a ser espuma que se diluye para renacer Nereida y con alas doradas en el cielo infinito volar; me pierdo en el tiempo para después volver al mar y en éxtasis renacer de nuevo y no dejarte de amar.

Se me acaba el tiempo de soñar y soñar. La Luna viaja redonda e inmensa mirándose en el mar allá en lontananza, muy despacio se acerca a las tranquilas aguas en donde parece que va a naufragar.

El sueño existe, todo es realidad; el sueño no existe, nada es verdad.

Amanece el día y se me olvida todo aquello que quiero recordar y recuerdo lo que intenté olvidar.

Si pudiera pedirle al tiempo volver a empezar sería como volver a soñar. La aurora me despierta con su grito inmenso que todo lo convulsiona.
Me saca de esta espiral de sueños y me rompe en mil pedazos para integrarme de nuevo en un solo ser: cuerpo y espíritu, mente y sentidos, una sola e íntegra realidad.

Soy Yo nuevamente. Yo, parte del universo total; hay luz que resplandece en mi mente y fuego que quema mi corazón. Aquí estoy de nuevo inundada de rocío. He vuelto, el sueño acabó sus correrías y el camino está bajo mis pies. Clarea el día; cantan los mirlos mañaneros
y se abren tenues las corolas de los alhelíes.
Santiago de Chile 2004 01 02

Zoila Loyola Román
ziloyola@utpl.edu.ec

Texto agregado el 08-06-2010, y leído por 335 visitantes. (0 votos)


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