Tócame como si fuera un cello entre tus manos… haciendo un libre y esperado preludio en este otoño, abarrotando las horas de nocturnos en franco vuelo hacia la luna.
Apóyate en el puente que hace mi espalda embrujada por tus besos, iniciando la obertura que derrites en anhelos sucesivos.
…pero ven y tócame como si fuera un cello entre tus dedos, vagando por las cuerdas de estas cadenciosas fantasías.
Escribe una epopéyica semblanza de sonidos, afinando mis frases destempladas con tu ecléctica presencia.
Te cambio la madera por la piel vibrante de mis caderas convulsivas, donde quiero un adagio jubiloso que haga honores de esta dilación.
…y siénteme como si fuera un cello sujeta entre tus rodillas, apoyada en tu pecho, pasando por tu cuello, llegando hasta tu oreja, produciéndome apneas de impaciencia.
Solo siendo clásica en tus brazos resonaré en tu almohada y recordarás la sinfonía de nuestros corazones latiendo armónicos.
No estaremos solos, he prometido llevar las letras, tú las notas, yo las blancas hojas, tú los pentagramas; yo los epítetos, tú vibratos, yo poemas, tú sonatas, yo a Neruda y tú a Beethoven.
…toca música en mí como si fuera un cello, aumenta mis registros, crea nuevos matices, interpreta un concierto enteramente exclusivo, que debamos repetir y recordar.
…tócame como si fuera tu cello, arráncame un repertorio musical que acompañe tus noches antes silenciosas, hagamos una obra en la gran sala, sin miedos, ni ansiedades, solo un do mayor, una prosa, una tonada y un verso…
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