me tendrás en tu memoria, debido a ese pircieng que te arranqué en aquel beso erosivo.

no tendrás que atarte ningún cordel en el dedo para acordarte del diente que me saltó durante un repostaje en tu abrevadero.

no necesitarás releer en tu diario aquella vez que tras un pedo casi inaudible durante una carrera para llegar a tiempo al cine te hiciste la loca y yo te miré con cara de decir síiii tía, lo he oído.

no necesitarás post-it para recordar aquel tercer seis en el juego del parchís que mandaba tu ficha a la casilla de salida y tu "qué" contestón dicho con cara inexpresiva, a ver si colaba y no me daba cuenta.

dudo que el tiempo difumine el recuerdo de aquel abrazo tan intenso que congeló tu hiperactividad por un largo instante mientras te emocionabas.

no caerá en saco roto el día en que mientras te enseñaba a jugar al ajedrez, nos miramos sin pensar en nada y nos ruborizamos y nos cosquilleó el pecho a los dos llegando a la vez a un orgasmo de emoción que estas palabras que ahora escribo explican como el culo.

no tendrás que rezar a san cucufato para que retorne el recuerdo de tus primeros espaguetis, que me recibieron de vuelta del trabajo y que permanecían flotantes en el plato (pues nadie te dijo que se colaban) acompañados de verduras hinchadas por el agua. mi valeroso intento de probarlos, para no herirte, derivó en una mirada recíproca rompiendo ambos a reír.

tus sinapsis neuronales conectarán sin problema con aquel día en el que tras la introducción en el libro de tu entrepierna llegó seguido el fin.

no te olvidarás... bueno sí, quizá te olvidaste, pues voy a ir clavando estas agujitas en este muñequito con coletas... uy, si se parece a tí... cómo duele el olvido, ¿verdad?