En tu voz se origina mi canto. Y mi verbo infinitivo se conjuga al llegar tímidamente a tu mirada: luego, existes. Mi palabra es inexacta, pero insiste en decirte lo imposible: en tu voz se origina mi silencio. Y sos eterna. Como el mar vas y vienes en mareas. En corrientes traes los sueños de la magia del misterio del amor. Permaneces. En tu voz he hallado mi aposento. Digo el latir la vida aquí entre tu recuerdo y el futuro que imagino: lo presiento.
Texto agregado el 05-06-2010, y leído por 288 visitantes. (4 votos)