La esfera giraba, una y otra vez, a cualquiera le hubiese mareado. Las mini-estrellas palpitaban en pulsaciones múltiples sobre todas las pantallas, desaparecían en torbellinos de información que se desvanecía y se reintegraba. Las nubes de desasían ante la potencia inalcanzable de la reacción en cadena de los combustibles y la sonrisa en su rostro era tributaria de aquella omnipotente fuerza... lo tenia todo bajo control, el rock en sus oídos, la velocidad y la fuerza de gravedad, era hermoso... todo era hermoso allá arriba.
El destello fue rápido, la sensación del botón bajo el guante de cuero le otorgaba una experiencia única, la mano se desplazó veloz, y la esfera azul volvió a girar alrededor de la cabina. Se precipitó a las profundidades del mundo como un meteorito y la tierra apareció ante sus ansiosos ojos psicópatas. La pantalla se ilumino, el botón se hundió y treinta segundos duro el silencio perpetuo de la tumba escabada a fuerza de superioridad y egoísmo. Sonrió nuevamente, las nubes le recibieron...
El pensamiento voló mas allá.
- Mañana es el cumpleaños de mi padre, creo que ira toda la familia, ojalá no asista ese sujeto tan desagradable... creo que hoy le diré a mi novia que la dejare, pero primero le haré el amor... si, de todas formas es buena persona, se lo merece... le comprare una maqueta armable a mi padre, se entretendrá bastante...
La nave desapareció dejando una estela de vapor y las últimas resonancias del eco ronco de su motor, desde tierra parecía un hermoso pájaro de acero y fuego, solo que había dejado el fuego junto a ellos, y todavía les consumía. El avión se perdió en el horizonte, mientras los últimos restos del hospital se desplomaban envueltos en llamas, solo entonces el silencio se quebró, los llantos emergían agónicos.
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