“Soñando despierta”
Ella entro vestida en su bata blanca, con unos fólderes en la mano mientras los últimos alumnos se acomodaban en sus bancos de ese laboratorio. Se alzo un silencio espectral que fue precedido por la mirad fortuita de esa persona quien estando frente a todos, dejó los fólderes sobre una de las mesas y llevo su mano izquierda al bolso del mismo lado de la bata blanca. Miro de un lado a otro. Con ayuda de los dedos de su mano derecha, tomo el tapón del plumón negro que había cogido y se dio la vuelta mientras todos la miraban.
Fernanda miraba a la persona de enfrente escribir con su mano izquierda lentamente en la pizarra blanca; después de algunos trazos lo que la profesora encargada se había propuesto estaba plasmado. En la pizarra con una manuscrita increíble se leía Esli Real Villa la cual carraspeó un poco la garganta a manera de señal de que empezaría a hablar.
La chica que estaba en la tercera mesa del lado derecho en la esquina del mismo lado la miraba fijamente, describiendo en el interior de sus pensamientos la forma y el porte de aquella mujer de unos treinta y dos años con cabello negro y lacio; de tez blanca y ojos que miraban fijamente mientras hablaba.
Cuando Fernanda se dio cuenta de todo esto una extraña sensación fría le recorrió desde la cabeza y se fue extendiendo en su cuerpo de una chica de veintiún años hasta casi hacerse imperceptible en la espalda baja, ese efecto lo provocaban las palabras de la persona que sujetaba el marcador negro con la mano izquierda.
-“He de estar loca”- pensó mientras tomaba el lapicero, oprimía el botón que dejaría libre la puntilla de carbón y una vez hecho esto cogió la libreta de manera que la hoja del cuaderno quedaba ante ella para anotar lo que la profesora estaba anotando respecto a la forma de evaluación. Por alguna extraña razón- y así lo medito- mientras anotaba el nombre de Esli su mano estaba trémula. Se rio levemente y miro a Esli quien le devolvió la mirada sin pausar la idea que estaba expresando.
En ese instante otra persona en bata entro al aula de clase, se dirigió a Esli quien se aproximo de puntitas a ella levantando el ceño a lo que la otra profesora de tez morena y de estatura bastante alta le decía. Después de intercambiar algunas palabras en voz baja que a pesar del silencio lograron ser perceptibles para Fernanda, Esli paso al pizarrón de nueva cuenta, no sin antes sacar de los fólderes que tenia una hoja engrapada a otras, la miro y se dio vuelta para transcribir en esa manuscrita que Fernanda le había dado el titulo de perfecta el texto en la pizarra.
La otra profesora alzo la voz mientras sujetaba unas hojas en su mano.
-Estas hojas serán sus registros, hagan el favor de llenarlas.
Después de que la profesora paseo de un lado a otro en el laboratorio y de dar a cada alumno la hoja correspondiente, llego hasta donde Fernanda y le entrego el documento. Lo tomo con ambas manos y leyó lo que estaba ahí. Tomo el lapicero que mantenía en su mano sin escribir completamente el nombre de esa profesora que le había causado una impresión demasiado extraña y contesto en el documento lo que se le pedía acerca de sus datos personales. Después de un tiempo contestando, los ruidillos de susurros entre los alumnos se hizo evidente. Franchesca, la amiga de Fernanda que estaba adelante de ella se giro y le hizo una expresión de burla que Fernanda no dejo pasar y se sonrió un poco. Miro de nuevo a esa mujer que se había paseado hasta llegar a la puerta del laboratorio recargada en el marco de la puerta para conversar con la otra profesora que había repartido las hojas; a ellas se unieron otras dos profesoras, una que tenia anteojos y otra que usaba una bufanda enredada en el cuello.
-Da miedo ¿no lo crees?-pregunto Franchesca quien se giro para quedar de perfil a Fernanda quien aun anotaba en la hoja.
-……..La verdad……no se que decir, parece ser que tendremos problemas si no ponemos atención, solo eso, ya que no me dio miedo-respondió Fernanda quien dejo el lapicero en la mesa para girar la mirada hacia la puerta.
Desde que Esli había caminado hasta ahí una fuerza parecida a la sobrenatural le había ordenado que su vista se dirigiera hacia donde la profesora de cabello negro estaba, pero un dolorcillo en el vientre ya fuera por los nervios o por el miedo le impedían hacerlo, algo en esa persona la intimidaba, era algo que jamás había experimentado y que hacia sus fuerzas flaquear.
Esli quien había volteado la miro de nuevo, algo que al parecer de Fernanda no debió ocurrir ya que hizo que un sonrojo fortuito la asaltara de la nada. Ella se acerco al lugar de Fernanda quien se podía decir era protegida por dos compañeros.
-¿Ya terminaste?-pregunto fríamente.
-Emmm…..si….ya lo….hice-parecía que al momento de responder, la lengua de Fernanda le jugaba una mala pasada y se trababa con suma facilidad. Cogió la hoja y añadió a su entrega la hoja de Franchesca quien con un ademan le pidió la entregara. Al dárselas un roce inocente se produjo entre la mano de Esli y de Fernanda quien soltó las hojas que bailaban de un lado a otro mientras caían al piso. La cara de Fernanda tomo un rictus algo sorpresivo y para que no se notara se agacho rápidamente a recogerlas a pesar de que el compañero de al lado al ver que esto pasaba se inclino a recogerlas.
Fernanda sintió que una corriente eléctrica se desenvolvía dentro de si, tomo las hojas de la mano de David y ambos se irguieron; volvió a intentarlo y esta vez Esli afianzo las hojas con sus dedos. Esli se rio un poco y ordeno las hojas mientras leía lo que estaba notado.
-Tu nombre es……… ¿Yuuko Fernanda?-pregunto al mismo momento que alzaba su ceja derecha como símbolo de intriga que le había llegado al leer el primer nombre Fernanda. Esta demoro en contestar debido a que ahora la tenía a escasos dos metros de ella; trago saliva y contesto secamente “si, ese es mi nombre”.
-Es un bonito nombre, aunque sea raro-una sonrisa se dibujo en la cara de Esli quien se dirigió al centro del laboratorio y pidió a todos sus hojas. En el interior de Fernanda el corazón de esta latía apresuradamente, el sístole y el diástole estaban alterados y solo fue porque unos segundos atrás la presencia de esa persona los habían alterado.
Fernanda fue a su casa ese día meditando en el camino el porque había ocurrido semejante acto en su cuerpo. Poca atención presto a las palabras de Franchesca o de sus otras amigas Ivonne y Alfonsina.
-¿Qué te pasa?, has estado muy rara desde el laboratorio-pregunto Alfonsina.
-No, no es nada, la verdad-respondió con una cara seria.
A pesar de que las preguntas de sus amigas le formulaban hipótesis, ninguna se aproximaba a la verdad que aun trataba de negarse a si misma, la persona quien la había puesto así era nada mas que la profesora Esli.
Pasaron algunas semanas después de este altercado emocional que le había invadido ese día, sin embargo y a pesar de que quería negarlo cada clase de laboratorio referente a la asignatura que impartía la profesora Esli las mejillas rojas y los latidos de corazón rápidos eran pan de todos los días, a pesar de esto, Fernanda creía que esa sensación era algo que le gustaba ya que el sentir como la adrenalina invadía su sistema mientras estaba a unos metros de ella era atrayente, era como la fruta prohibida y a Fernanda le gustaba comerla, morderla, masticarla y saborearla lentamente.
A tal grado llego esto que quería llamar su atención, cosa que lograba con facilidad, ya que desde el día que estuvo por primera vez enfrente de ella, la fisonomía de la cara de Esli se le había grabado y esa noche la recordó una y otra vez.
Sin embargo aunque pasaba el tiempo, soñando despierta, las miradas no dejaron de ser solamente eso simples miradas que sabía en su interior perfectamente que lo que ella anhelaba jamás se cumpliría. No sabia si era una obsesión o un simple deseo que viene con la edad, solo sabia que todos los días quería ver la figura de esa persona en la bata blanca, cabello negro y ojos cafés.
El examen final se aproximaba y Fernanda como cualquier estudiante tenia dudas para ese examen, lo único que podía hacer era recurrir al confort silencioso qué brinda la biblioteca. Después de analizar sus notas y de repasar algunos libros, tenía mas dudas que respuestas. Salió de la biblioteca después de dos horas entre libros, subió las escaleras que la llevarían al otro lado donde se encontraba el edificio donde la profesora Esli se encontraba, subió y llego hasta la puerta la cual toco con cierta timidez. La voz de esa persona se escucho, se abrió la puerta de par en par y la persona a quien Fernanda había ido a buscar apareció como la primera vez que la vio. Entro al lugar donde estaban prácticamente solas, lo cual inquieto un poco a Fernanda quien torpemente expreso el porque estaba ahí. Esli la hizo pasar y sentarse, para que ella pudiera responder las dudas de Fernanda que cada vez mas se inquietaba, no por el hecho de estar ante la persona que causaba tal agitación en su interior si no porque a medida que las preguntas eran respondidas, se quedaba sin tiempo para poder estar con ella.
-“¿Ya te vas?”-pregunto Esli en el momento en que Fernanda se aproximaba a la puerta después de que había terminado de responder las dudas de la chica.
-“Emmm, si…si, ya me voy a mi hogar”-respondió al unísono.
-“Si quieres……puedo llevarte”-propuso Esli quien tomaba su bolsa y se la colocaba en su brazo izquierdo. Asintiendo la cabeza lentamente la respuesta de Fernanda estaba dada. Ambas bajaron por las escaleras donde se condujeron platicando hasta el auto de Esli quien con el control automático abrió los seguros. Le pidió a Fernanda que subiera, y así lo hizo mientras ella también subía por la puerta del conductor y una vez sentada se quitaba lentamente su bata blanca la cual se la dio a sujetar a Fernanda y cuando ella la tubo en sus manos lo único que pudieron hacer era temblar.
Ella arrancó el auto y salieron de la escuela. Platicaban mientras la línea de autos detenida por el semáforo en color rojo duraba. La casa de Fernanda no estaba tan lejos así que de cualquier momento a otro llegarían, y eso la frustraba de gran manera. Sin embargo ocurrió algo que no esperaba. Esli aparco una cuadra antes de llegar al destino de Fernanda, se giro y miro a aquella chica de tez clara y ojos verdes. Saco un poco su lengua la cual invadió las comisuras de sus labios]; por su parte Fernanda solo pudo sentir que una calor la invadía y la obligo a bajar al mirada, pero no había escapatoria alguna ya que los ojos cafés de Esli la acosaban a pesar de que ella cerros sus parpados, la corta distancia entre las dos era un actor fundamental para que Fernanda sintiera a su máxima expresión la pena que la invadía.
La mano de Esli se dirigió al cabello lacio de Fernanda quien seguía con la mirada agachada, para después de un silencio de unos minutos preguntar seriamente “¿Por qué estas tan callada?”. Fernanda solo pudo tragar saliva y mirarla a los ojos, todo lo que ella había anhelado estaba ante ella y la sensación se apoderaba del momento, pero, ¿Qué podía decir? Esa era la gran incógnita, por el momento solo una simple pregunta le había sido hecha. “No, no estoy callada” fue la respuesta que mas lógica le paso por la mente ya que no podía pensar en nada por el jugueteo de la mano de Esli con su cabello.
Esli desabrocho el cinturón de seguridad y se aproximo hacia Fernanda, la distancia se iba haciendo cada vez menor entre ellas, a tal grado que podían sentir la respiración de uno y de otra chocar contra su piel.
-“Eres muy linda”-dijo Esli de repente provocando un gran sonrojo en toda la cara de Fernanda quien solo pudo sentir recorrer una ataque de ansiedad en todo su cuerpo que sentía se iba intensificando a medida que la boca de la profesora se aproximaba a la suya y……………………….
-¡¡Señorita Yuuko Fernanda, deje de soñar despierta y ponga atención!!-dijo Esli Real Villa quien la miraba desde la entrada del laboratorio.
Fernanda volvió en si y se apeno tanto ya que la mayoría de sus compañeros la miraban, con una expresión que le indicaba que ellos pudieron haber leído su mente, sin embargo no se preocupaba ser regañada por ella, ay que en el fondo, muy en el fondo, la admiración que sentía por esa persona de bata blanca y con la habilidad de escribir con la mano izquierda en forma manuscrita impecablemente la hacían pasar por alto esto, y sabia solo una cosa, jamás olvidaría las facciones de ella, la persona por la cuál sentía un amor profundo y un respeto único.
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