Érase una vez, un planeta llamado Tierra, en el que príncipes azules cabalgaban por doquier. América, Europa, Avalon y la luna eran algunos de los lugares frecuentados por ellos. Podían pasar muchísimos días sin otra comida que el recuerdo infrenable de sus damas, lo cual los mantenía flacos, pero vivos. A pesar de las largas distancias – y a veces la indiferencia- que separaba a estos hombres de sus damas, el amor florecía sin que nada se interpusiera entre la pareja, ya que tanto princesa, como príncipe eran parte de un mismo cuento.
Pero como en todo cuento de hadas, el lado oscuro se hizo presente y algunos artilugios del mal pusieron las cosas del revés. En principio, convirtieron a todo el mundo en espectador, rezagando a segundo término el contenido del cuento. Luego sustituyeron la metafísica unión de los amantes por una igual de invisible, pero esta vez virtual, digital o por lo menos telefónica; y como golpe final, cambiaron el régimen alimenticio de los caballeros andantes; haciéndolos comer hamburguesas, tacos o chop suey (Dependiendo el caso).
Todo esto creó un cambio tan drástico en ese país de ensueño, como en su momento lo hicieron las glaciaciones.
El saldo de esta masacre sentimental es visible ahora mismo; la mayoría de los príncipes se ha convertido en una bola de gordos, fuertes y verdes ogros, pero eso si, muy simpáticos. Como era de esperarse con los ogros, sólo quieren una princesa por la comodidad de tener un título nobiliario.
Por su parte, las princesas parecen ya haberse integrado a este sistema, ya que prefieren el comfort de un castillo, a las maravillosas, pero frías noches bajo la luna que los sobrevivientes de los caballeros andantes ofrecen. (Quizá sólo es por evitar un resfriado…)
Como es fácil adivinar, los Lancelots y Quijotes actuales (Escasos, pero convencidos) tienen pocas posibilidades de sobrevivir. Simplemente porque la selección natural les impide preservar su ahora exótica especie.
Ahora sus únicas esperanzas son las serenatas que aún ofrecen sin esperar recompensa, con su música diseñada para hacer volar al oyente a lo más alto de la estratosfera. Justo donde un montón de fatales románticos (Entre ellos unicornios, dragones, caballeros y dioses olvidados) se reúnen con nostalgia, esperando el momento de regresar a los viejos buenos tiempos… Pero eso sólo será cuando las barreras de seguridad fallen y permitan ver a cientos de princesas puras elevándose en el aire, para fundar de nuevo su reino perdido. |